#Argentina: “En valor agregado nadie me gana”

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En Salta, los Alvarado apuestan a la eficiencia de su tambo para ofrecer productos de alta calidad.
Por sus venas corre sangre independentista de Rudecindo Alvarado, Martín Miguel de Güemes y del militar salteño Eduardo Gaona muy destacado en la causa de la Revolución de Mayo. Los caminos de la vida hicieron que su familia crezca y se desarrolle en Buenos Aires, pero el amor a su tierra le propuso un nuevo desafío, y vuelve al terruño para armar un lugar donde trabajar con sus hijos.
Enrique Alvarado, toda su vida se desempeñó como ingeniero industrial y desplegó sus conocimientos en la industria petroquímica y como director de YPF. En la actualidad, con su pericia y capacidad, creó de un tambo de calidad una empresa láctea. Poco conformista, busca constantemente nuevo rumbos con una fuerte apuesta al valor agregado en su emprendimiento.
En Campo Quijano, Alvarado trabaja 400 hectáreas organizadas para lograr un emprendimiento productivo eficiente con materia prima de calidad. Es un lugar único entre montañas y campos fértiles, ubicado en el departamento Rosario de Lerma, a unos 30km al oeste de la ciudad de Salta y conocido porque está la Estación de partida del famoso Tren a las Nubes construido por el ingeniero  Richard Maury.
El Valle de Lerma, es el único lugar donde hay tambos en Salta. Con importantes lluvias desde noviembre hasta abril, el campo posee lotes de agricultura para producir el alimento balanceado de las vacas holando argentina que proveen a la fábrica de dulce de leche y yogurt. “En Buenos Aires aprendí el manejo del tambo en un campo de mi propiedad en Navarro. Cuando mi mujer heredó uno, yo compré otra parte y volvimos a Salta”, dijo.
Apasionado de los caballos y orgulloso de vivir entre los cerros transforma el campo en un ejemplo de reconversión de la producción de tabaco en tambo.
Planteo productivo
Sorgo, soja y maíz es el planteo agrícola. La abundante cantidad de forraje aportado por los verdeos es fundamental en todo establecimiento ganadero del país. En Campo Quijano “están a menos de 500 metros para evitar la caminata de la vaca lechera”, explica Alvarado.
Posee 75 hectáreas bajo riego en invierno y proyecta un crédito con el Prosap para ampliar esta herramienta tecnológica en su emprendimiento. Con pradera permanente, el emprendimiento tiene verdeos con pasturas de mezclas de alfalfa, trébol blanco, rojo y ryegrass para las vacas de ordeñe.
“El nutricionista viene de Buenos Aires cada 60 días y depende de la oferta de forraje en el campo nos va retocando la nutrición en 12 categorías distintas de hacienda como la de los terneros, la vaca seca, las recién paridas, entre otras”.
El tambo Campo Quijano se diferencia por la calidad genética de su rodeo y por la estabilidad productiva. “Hace más de dos años hacemos inseminación con semen sexado americano en terneras de preñez de primer  parto o las que tienen grandes condiciones de madre para acelerar el crecimiento de vacas hembras, por la importante demanda en producción del dulce de leche”.
Por otra parte, el productor tambero destacó el clima seco del Valle de Lerma, donde las vacas tienen un muy buen rendimiento respecto a las de otras cuencas lecheras del país. “No hace nunca calor porque estamos 1300 metros de altura. Y no sufren como en otros lugares las invasiones de mosquitos y moscas que las perjudican en su rendimiento”. Y agrega: “Lo tenemos comprobado comparándolo con el tambo de Navarro, acá dan más leche usando la misma genética  con el mismo nutricionista y mejor campo allá, tenemos vacas en Salta que pasan los 60 litros diarios con control de la Asociación Criadores de Holando Argentino (Acha)”.
La actividad ganadera esta garantizada en la cría de terneros machos. “Estamos hace 12 años en la cría de terneros machos y vendemos casi terminados a 450 o 480, en dos años. Teniendo entonces también el ingreso de carne”, explica Alvarado.
Las usinas lácteas
En la región habían fundido las cooperativas de Tucumán y Jujuy, quedando la Cooperativa de Tamberos de Salta (Cosalta). A Alvarado le surge la duda de qué pasará en su establecimiento si la asociación local sigue el mismo destino que las de la región. “Yo empecé haciendo leche y cuando crecí analicé la dependencia de mi emprendimiento al destino de la Cosalta”.
Cansado de la lucha por el precio del litro de leche con las grandes empresas toma la decisión de ser fabricante de productos lácteos. “Pensé soy industrial. Soy ingeniero, tengo hijos capacitados y decidí ponerme a producir yo. Volví a la industria”, recuerda el productor tambero. Y agrega: “No quiero depender de la puja permanente entre la usina y el productor. Ellos siempre mandan”.
Agregado de valor
La incorporación de tecnología, manejo adecuado y genética comprobada logra  niveles de producción y calidad de leche comparable con las zonas productoras más importantes de la Argentina.
A partir de estos resultados la fábrica elabora 50.000 kg de dulce de leche liviano, suave y sin contenido graso. “Tuvimos un éxito muy bueno en los concursos de Mercoláctea en los primeros cinco años pasamos al podio 3 veces. Hemos ganado una medalla de oro, otra de plata y otra de bronce”, detalla satisfecho Alvarado.
Al tradicional dulce de leche que el tambo Campo Quijano produce en su versión untable, repostero y heladero, se sumó el yogurt que se comercializa en sachet de 1 litro con sabor a frutilla o vainilla, y próximamente la leche chocolateada y fluida.
“El secreto del dulce es la buena materia prima que producimos, y al no mezclarla con leche de otros tambos nosotros controlamos la calidad, y eso nos permite sacar un dulce rico y artesanal”. Los productos de Campo Quijano se exportan a Chile, Brasil, Bolivia y Venezuela gracias a las misiones comerciales impulsadas por la gobernación de Salta.
El ingeniero industrial, Lucio Cornejo a cargo de las plantas de elaboración de lácteos y champiñones aclara qué los motivó para realizar también una línea productiva de hongos comestibles. “El desafío que nos impulsó a emprender una fabrica de champiñones era poder sacarle el jugo hasta el ultimo recurso que tenía el campo para generar valor agregado”. Y agrega: “Además aprovechar la fuerza de ventas que tiene la firma en Salta para poder introducir el producto con la misma marca del dulce de leche y darle más valor al establecimiento”.
Para el compost natural se utiliza todo los desperdicios de la agricultura y ganadería que vuelven hacer productivos, y los residuos de los champiñones los venden como abono o fertilizantes para jardinería, muy requeridos como abono natural.
La familia Alvarado, desde Salta, sigue ganando batallas y colaborando con el crecimiento de la región y del país. Como ellos, todavía hay muchos argentinos que apuestan y trabajan para el fortalecimiento del país. Son los nuevos héroes que siguen los pasos de sus predecesores con pasión a estos ideales.
http://www.lasbases.com

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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