Argentina: El problema del país es la vaca muerta

Share on twitter
Share on facebook
Share on linkedin
Share on whatsapp
Share on email

Usted pensará que se trata de la explotación petrolífera en Neuquén, pero le diré que se equivoca porque me referiré a la especie animal herbívora, rumiante, conocida por todos los niños escolares por el tema obligado de composición: la vaca.
Digo en el título que es en este momento el problema del país por cuanto plantea varias situaciones enojosas. La vaca muerta es la carne, que significó, hace ya muchos años, ser el emblema internacional de nuestra nación, así como la torre Eiffel lo es de París, el Big Ben lo es de Londres, la buena carne argentina lo era de Buenos Aires.
Miles de turistas extranjeros visitaban los restaurantes del país para regalarse un sabroso bife argentino. En Mendoza se agolpaban nuestros vecinos chilenos para saborear una surtida parrillada.
La existencia de ganado de alta calidad en nuestras pampas durante los años ’30 y parte de los ’40, sumaba millones de reses y superaban en cantidad a otros países productores. Por esa época el kilo de asado en las carnicerías costaba diez centavos.
Pero había algo más: era que la vaca viva producía leche y era común que en un barrio hubiera un tambo, y hasta había un repartidor domiciliario que todos los días nos visitaba con su clásico tachito.
Cuando uno viajaba en tren, veía en los paraderos y estaciones gran cantidad de los característicos tachos que cargaban con rumbo a los establecimientos lácteos para sus diversas elaboraciones, como manteca, quesos, etc. Como una curiosidad quiero citar la pieza folclórica de Félix Pérez Cardoso “Tren lechero”, grabado por Reinaldo Correa y su conjunto de arpas paraguayas.
Los que añoramos esa etapa recordamos unos locales como La Martona, donde uno tomaba un vaso grande de leche fresca por cinco centavos. También la conocida copa de leche en las escuelas, algo que no sé si continúa.
Pero paulatinamente fueron disminuyendo los planteles de vacas vivas, seguramente por causa de una pelea “gobierno-ganaderos” que, desde entonces, fueron mermando las exportaciones con un menor ingreso de divisas. Se abandonaron los tambos, se cerraron frigoríficos y fueron subiendo los precios de la carne y de toda la línea de los lácteos. Entonces uno se pregunta ingenuamente: “¿Quién ganó?” La respuesta es fácil de deducir: nadie; aunque si observamos el panorama exterior veremos con desazón que esa pelea, que no termina, sirvió a otros países para superarnos en millones de cabezas, aun cuando dudo de su calidad.
Pero ¿de qué nos sirve si vivimos acá y no donde nos aventajaron por nuestra propia estupidez? Lo que nos hace reflexionar con tristeza es el sabio consejo del Martín Fierro: “Los hermanos sean unidos / porque ésa es la ley primera / tengan unión verdadera / en cualquier tiempo que sea / porque si entre ellos se pelean / los devoran los de afuera”.
Desearía que volviéramos la mirada y tuviéramos la esperanza de que, algún no lejano día, los nuestros pudieran volver a comer un rico asado con dignidad.
Ricardo W. Edward – DNI 6.833.855
www.losandes.com.ar

Mirá También

Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

Te puede interesar

Notas
Relacionadas