Ayer fue el evento del GDP o sea los remates de leche que hace Nueva Zelanda para intentar manejar los precios de los lácteos en el mundo. Como publicó Lechería Latina , ayer mismo, los precios se derrumbaron en promedio 9%.
Es lógico que ocurriese, ellos tienen que empezar a vender su producción de este año. El sólo hecho que la leche estuviera por la nubes es argumento suficiente para justificar la baja. No hay ni gran retracción en la demanda, o sobreofertas o problemas económicos en los países importadores.
Hoy la hiperconectividad hace que todos sepamos qué es el GDP o cuanto cuesta le leche en polvo en Argelia.
Ahora bien, en qué incide esto en Argentina?… El 26 de febrero decidieron frenar los ROELs o por lo menos analizar que las exportaciones de los primeros meses del año no se exporte mas leche que los mismo meses del 2013. Lo lograron, lograron frenar unas 15.000 toneladas, solo eso, las frenaron.
El negocio internacional está manejado por señores cuyo único objetivo es ganar dinero, sin importarle demasiado que pasa detrás de ello. Y quizás esté bien…
Hoy esas 15.000 toneladas frenadas tienen que ser renegociadas y los muchachos dueños del negocio lo harán con un promedio de 700 u$s por tonelada, o sea que la decisión de “frenar” los ROELs solo costó unos 10.500.000 de dólares.
Para las cuentas de la cadena láctea es importante, estamos en épocas de vacas flacas y se está notando. Y como quedaron las alfalfas en Santa Fe solo queda esperar que estén aún un poco mas flacas.
El productor está pasando por una situación muy compleja, es factible que existan muchos que no le alcancen 3 $ por litro para cubrir sus costos. La industria no los va a pagar, por lo menos por ahora, tiene la excusa perfecta entre los precios cuidados, el aumento de mano de obra y la “administración” de las exportaciones.
Se escuchan voces que van a cerrar tambos, esto no es bueno, pero creemos que es irreversible. Es una tendencia de concentración que ocurre en el mundo y ni la industria ni el gobierno tiene posibilidades de cambiarla.
Los propios productores, siendo eficientes y produciendo la leche que necesita el país, convergiendo con la capacidad instalada de la industria son los que decidirán cuantos serán al fin del ciclo.