#Argentina: Crisis lechera, ausencia de políticas

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Las recientes medidas de fuerza protagonizadas por productores lecheros del distrito y la región, puso en relieve algunas cuestiones presentes menores que hacen a la política partidaria y otras muy ausentes que tienen que ver con otras políticas, las de fondo, las de la previsión en el tiempo que haga sustentable cualquier actividad productiva, políticas que pongan en valor la defensa de la producción en el ámbito local, regional y provincial generando los ámbitos propicios para el debate necesario cuando resulte oportuno.
En principio y como tema muy menor, quedó marcado una vez más que tal como surgiera en pleno reclamo por la resolución 125, todo lo que tenga que ver con movilización del sector agropecuario tiene olor y color a oposición desestabilizadora, con lo cual quien se precie de ser o estar cerca del oficialismo mira desde lo más lejos posible y carga la garganta de críticas por si alguno pregunta de improviso su opinión al respecto. Tal juego de posicionamiento no hallable en jugueterías ni siquiera para el día del niño, la oposición no tiene más alternativa que apoyar fervientemente cuanto reclamo haya contra el gobierno. En la semana se deslizaron algunas cifras que merecen algún paréntesis para el análisis, porque detrás de ellas hay distribución de riquezas y en la fila del reparto no hay posibilidades de que no haya algún familiar, amigo o vecino que directa o indirectamente esté vinculado a la producción lechera. Bastará sólo con citar que la cuenca que tiene epicentro en el distrito produce un millón y medio de litros diarios por los que las usinas pagan hoy en promedio un peso con cincuenta. Hay que multiplicar por treinta y apuntar nomás que el ochenta por ciento de esa millonaria cifra queda en las poblaciones para el pago de proveedores de muy variados rubros que, a su vez, generan su propio círculo virtuoso de prestadores de servicios. Los números eximen de cualquier comentario sobre la significancia del sector en estas poblaciones y deja en plano de anecdotario a los oficialistas que miran para otro lado y a los opositores firmes en el piquete. La deuda de la clase dirigente –política, gremial y empresarial- es no haber generado un ámbito para discutir las políticas de fondo que garanticen un crecimiento sostenido y armónico de la producción, en este caso la lechera. Ámbitos que exceden lo distrital y hasta lo regional para transformarse en pilares de los gobiernos provinciales en su relación con la nación para establecer pautas claras previendo políticas para la épocas de bonanza y resortes para los tiempos de vacas flacas. De poco importa si son cientos o miles, el horario y duración de los piquetes y si hay ollas con puchero o parrillas colmadas de tiras de asado y vacío, o si a algunos les genera simpatía y a otros los irrita de sobremanera. Hace veinte meses que el precio no tiene modificaciones, una invitación de presencia obligada para afrontar tiempos de pérdidas –para los más poderosos desde lo económico- o para luchar por la permanencia tratando de zafar del descenso directo.
No importa si están o no los políticos a la hora de los reclamos, lo importante es que estén las políticas que precisamente apuntan a evitar los propios reclamos.
Por: Carlos Prono
Redactor de La Opinión

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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