Fue luego de la asamblea de Sunchales, donde el gremio lechero le abrió las puertas a Apla. El primer punto de esta alianza será el de lograr una reunión con el Centro de la Industria Lechera para tratar el tema coyuntural del precio al productor.
Por Elida Thiery – Después de la multitudinaria asamblea en el CET de ATILRA, el martes por la noche, no dejaron de correr rumores sobre la resonancia del inicio de esta alianza entre la gremial de los trabajadores lácteos y la nueva entidad, surgida de los conflictos del verano, la Asociación de Productores Lecheros de Argentina.
Con la anuencia de unas 700 personas presentes en Sunchales, se aprobó la idea de avanzar hacia el pedido de una reunión con la industria, para gestionar el tema de mayor relevancia en este momento sectorial que es el precio de la leche al productor. A partir de ello, se seguirán diversos pasos que no estarán lejos de la negociación industria por industria por cada uno de los productores de la institución, que promete salir de los parámetros tradicionales que tienen las más de 15 instituciones tamberas en el resto del país, con lo cual ni el propio Héctor Ponce descarta la posibilidad de iniciar la industrialización y comercialización de la materia prima, por cuenta propia.
«Lo que nosotros queríamos era tener una relación directa y formalmente con los productores, escuchar lo que nos transmitían», dijo Etín, reconociendo que ATILRA tiene contacto directo y constante con los tamberos para tener la medida de lo que ocurre en todo el sector. El dirigente considera que hay que pensar a la actividad de la lechería como un todo, «hay que pensar en universalizar la problemática de la actividad, hay que pensar en grande y en función de eso sacar el mejor contenido para acceder a los resultados más importantes. Esa es la experiencia sindical que tenemos nosotros, partir de una base y conseguir mejoras y las mismas alternativas para todos y eso es lo que le hace falta al productor tambero».
A su lado, en un contacto con la prensa, posterior a la asamblea que tuvo un rigor más calmo que los últimos encuentros de productores en la región, Marcelo Garello, el titular de Apla pidió compromiso a los tamberos. «Somos distintos, queremos ser distintos», sostuvo mirando a futuro las diferentes maneras de salir a negociar mejoras en los precios y las condiciones ante la industria, para esto remarcó la importancia de «la mano, la ayuda de un gremio tan importante que se pone a disposición de ayudarnos, para sentarnos en una mesa de negociación, para poder empezar a repartir lo que a cada uno nos toca».
Lo que Apla pretende es que se debata de una mejor manera la renta de la cadena láctea, sin embargo, en ciertos momentos de la asamblea se dejaron ver posturas drásticas y cuestionamientos de las conformaciones de las empresas, de las formas de la industria, que ameritaron una aclaración posterior, porque en definitiva lo que se debe resolver es el resultado de las ecuaciones generales y no cómo cada industria decide trabajar hacia adentro, o de qué modo está compuesta dirigencialmente. Por momentos también volvió aquel fantasma de fines de 2014, con los cuestionamientos a una firma de capitales internacionales, que tuvo la intención de conformar un gremio paralelo y en ese momento la imposición explícita de ATILRA en Rafaela frenó aquella intención de reordenar el panorama sindical de un gremio tan tradicional y con peso específico de importancia.
Garello afirmó que «los litros de leche no corren riesgo, por ahora, porque se puede transitar un tiempo sin problemas para ninguna industria, pero los productores y sus familias sí. Lamento que no hayamos aprendido a leer el pasado, cuando ya tuvimos crisis de este tipo y crecían los grandes mega tambos”. Por eso habló de tomar ciertos recaudos, de generar defensas, “con una alianza que hagamos con alguien que nos ayude a sumar fuerza». «Tenemos que hacer tanto por hacer, por la gente, por la actividad, que debemos salir cuanto antes de esta coyuntura que no nos permite ver y trabajar en lo que nos interesa a nosotros que es hacer más grande a este país lechero». Seguidamente Garello habla de necesitar un plan para duplicar la producción en unos diez años, casi desconociendo al Plan Estratégico de la Lechería que trata de llegar a 2020 con 18 mil millones de litros. Las bases están puestas por industrias y productores, pero las condiciones políticas no han permitido avances, ese es un punto obviado el martes, pero de real influencia en el estancamiento lechero nacional.
Recaudos
Marcelo Garello reconoció que se debe esperar para plantear reclamos activos, que sigan con la línea de las asambleas del verano, de las acciones mismas de diciembre y enero, entonces por eso no se tomaron mociones de protestas el martes. El titular de Apla sostuvo que «no es el momento de hoy plantear ir a un choque. Aparecen herramientas nuevas, como ATILRA que nos abre la puerta y nos da una mano, entonces cómo nosotros vamos a imponernos, nos vamos a plantar si primero hay que agotar todas las instancias hacia una reunión entre Apla, ATILRA y el Centro de la Industria Lechera, para tratar de salir de esta coyuntura».
Lo que pretende es parar la baja de la leche, a pesar que las liquidaciones sobre la leche de junio ya están impresas, eso sí, advirtió a los industriales, «que no larguen esas declaraciones, porque sería muy nefasto que alguien se anime, ante la alternativa de tener la gran reunión que nunca se dio históricamente en este país, que se animen a entregarle en mano a los productores las liquidaciones con bajas impresas, sería una aberración, sería inaceptable y una falta de respeto a las personas».
Es quizá en este punto donde se dan los mayores cuestionamientos de productores y otras entidades, que no confían en el acuerdo actual de estas dos instituciones, ya que muchas otras veces se dieron bajas y crisis y nunca los lecheros se pusieron explícitamente del lado de los tamberos, en este mismo sentido se dan las sospechas desde el sector industrial.
Lo próximo
Como lo adelantábamos en CASTELLANOS ayer, surgía de la asamblea una idea que parece que muchos productores presentes no lograron ver, que es la de acuerdos más allá del tratamiento de precios de manera conjunta por parte de ATILRA y Apla. Fue así que consultado sobre la posibilidad de dar un paso adelante la gremial lechera en lo que podría ser la industrialización y comercialización de leche y productos lácteos, el propio Ponce lo reconoció. «Lo que hemos tenido con los compañeros de Apla fueron instancias preliminares en las que hemos tocado todos estos temas y después por una cuestión de respeto tenemos que ver cómo continuamos el camino que podemos transitar de forma conjunta. Indudablemente para buscar respuestas y objetivos que puedan ser concluyentes, primero tenemos que ponernos de acuerdo para ver si podemos transitar ese camino». Etín remarcó, «entendemos que lo podemos hacer, sin perjudicar al resto de los sectores, porque tanto Apla, como ATILRA, no son dos entidades que quieran producir modificaciones que lleven a quebrantar los problemas que puedan tener los otros actores de la actividad lechera. La alternativa es generar propuestas, pedidos y ver cuáles serían las alternativas para llevar adelante una lechería que sea sustentable para todos, empezando por el productor lechero, que es esencial para generar la materia prima», aunque no quieren que cambie de manos su generación, para mantener vivos a los pequeños productores.
«Nosotros pensamos que hay actores que han hecho grande a la lechería de nuestro país y nos parece, por una cuestión de estricta justicia, que no deben venir actores internacionales a quedarse con el negocio de la lechería, someter a los productores tamberos, ponerlos de rodillas y después expropiarles lo que durante muchísimos años fueron generando. No es que estemos en contra del sector industrial, ni de una determinada empresa, pero tenemos que ponernos de acuerdo sobre qué tipo de lechería queremos».
Con estas intenciones de mejorar el contexto de la cadena y el pedido de mayor solidaridad sectorial que se hizo en la asamblea, se entiende que la invitación a participar de acuerdos o reuniones podría llegar a otras entidades. «No queremos que haya otros intereses que no sean los del productor lechero y los de la actividad», remarcó Héctor Ponce, poniendo allí el límite de la generación de nuevos acuerdos.
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