Dr Alberto Coronel, asesor letrado de Atilra, pedido de réplica

El asesor legal del gremio lechero solicitó responder a la nota que publicábamos el lunes hecha por La Voz a Ércole Felippa.
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Buenos Aires 27 de Marzo de 2018.
Sr. Director de Edarynews:
Hoy pude leer la nota realizada por ese medio al Sr. Ercole Felippa, de la Cooperativa Manfrey.
Algunos conceptos que surgen de la misma como atribuidos al mencionado empresario, me motivan a efectuar algunas reflexiones que siento la necesidad de hacerle llegar, con ningún otro fin que intentar arrojar un poco de claridad sobre los temas que se tocan en la publicación.
Para comenzar debería decirse que la licencia por enfermedad inculpable en nuestra legislación está regulada en el art. 208 de la ley de Contrato de Trabajo, la cual según su texto, la licencia puede llegar en el caso de un trabajador con más de 5 años de antigüedad y cargas de familia hasta 12 meses, El Convenio Colectivo para la actividad de la Industria lechera, llega a duplicar ese período, bajo ciertas condiciones de antigüedad y cargas de familia y por el exceso de tiempo de la licencia que otorga la ley, se establece una compensación no remunerativa, para el trabajador equivalente al salario del bolsillo.
Lo que a criterio del Sr. Felippa, parece ser una exageración, es el período establecido en la ley, así que no me cuesta mucho imaginar cuanto mayor será su disconformidad con la contemplada en la CCT 2/88.
Lo que el Sr Felippa, omite decir, es algo que sucede en nuestra legislación laboral y de seguridad social respecto de varios temas y ello consiste en la transferencia que el estado ha efectuado al sector privado de temas que le competen y resultan inexcusables.
Las enfermedades de los trabajadores ( y no hablamos de las enfermedades profesionales ni accidentes de trabajo), nos referimos a enfermedades que no son achacables al trabajo, en aquellos países que realmente se precian de tener una legislación moderna, son tratadas y atendidas por el sistema de Seguridad Social, que mediante subsidios directos o por reintegro al empleador, toma a su cargo el pago de los salarios, un sistema similar al que se aplica en nuestro país durante la licencia por maternidad.
De este modo el estado se hace cargo de la obligación de brindar la protección necesaria, de este modo, la población sujeta al incierto se hace mucho más amplia, los índices de ocurrencia disminuyen y el trabajador enfermo no se torna una carga, que hace que al empleador lo que le interese es poder desvincularlo lo antes posible y con el menor costo, circunstancia esta que hoy es habitual, y constituye la otra cara de la misma moneda del problema por el que el Sr. Felippa se queja.
Atrás de un trabajador con enfermedad prolongada, siempre hay un drama personal, familiar y social, mientras no existan otras soluciones.
Desde ATILRA y en protección de ese tipo de casos, hemos desde hace muchos años buscado acuerdos que contemplen esta problemática, asumir que resulta necesario atender estas cuestiones es de estricta responsabilidad empresaria y gremial, las soluciones alcanzadas siempre han sido producto de acuerdos entre empresas y gremio.
El restante tema que aflige al Sr. Felippa, guarda relación con los aportes que oportunamente las industrias acordaron con ATILRA y que, a instancias del gobierno y de las empresas, los trabajadores resignaron durante el año 2017 aproximadamente un 70% de lo que venían percibiendo.
Obviando la triste anécdota que culminó en la disminución de ese aporte, creo importante destacar que lo que se ha perjudicado claramente es la posibilidad de brindar salud de calidad a los beneficiarios de la OSPIL, obra social natural de la actividad.
Aquí radica otro error conceptual, que debo reconocer no es exclusivo del Sr. Felippa, en efecto existe una viejísima y muy desactualizada idea, acerca que las cajas de las obras sociales financian a los gremios, la realidad de hoy y desde hace ya varios años, es que para nada es así, que por el contrario las obras sociales sindicales se financian con recursos de las entidades gremiales que las controlan, de otro modo el sistema estaría quebrado.
Como tantas cosas en este país, el estado transfirió hace muchos años la responsabilidad de brindar salud a los trabajadores, dejándosela a los sindicatos por medio de las obras sociales, y a las empresas de medicina prepaga, quedando los servicios hospitalarios, prácticamente solo para aquellos que se encuentran fuera del sistema.
Pregunto yo al Sr. Felippa; ¿Cuánto paga Ud. por la cobertura de salud para su grupo familiar primario?, me atrevería a decir, sin temor a equivocarme mucho, que no menos de $12.000 y es muy probable que esté rondando los $15.000 mensuales, mucho más que un salario mínimo y que una jubilación mínima.
Dejo aclarado que esto último, para nada constituye un reproche al Sr. Felippa, antes creo que él también es víctima de un sistema de salud absolutamente deficiente, en el cual yo también me incluyo.
Pero lo que no se puede soslayar y aquí viene mi cuestionamiento, es que el Sr. Felippa conoce la excelente calidad de Salud que OSPIL brinda a sus afiliados, o sea, a los trabajadores de su empresa, y a pesar de ello produce queja por los recursos que ATILRA ha acordado con las cámaras empresarias para atender la salud de su gente.
Piensa acaso el Sr. Felippa que OSPIL, con ingresos que son menos de la mitad de lo que percibe cualquier prepaga, puede brindar salud de calidad a un grupo familiar de 3 / 4 personas?
O piensa acaso que los trabajadores y sus familias no son merecedores de recibir salud de calidad?
Por otra parte pareciera que algunos industriales lácteos centran sus problemas de costos y productividad exclusivamente en los costos laborales. En realidad la Cooperativa Manfrey como tantas otras empresas quejosas del costo de la mano de obra, tiene hoy día como consecuencia de la falta de inversión, una relación de alrededor de 1000 litros diarios de materia prima por trabajador, o menos aún, cuando sus competidoras se están modernizando con inversiones en equipamiento y elaboran alrededor de 2000, 3000 o más litros diarios, llegando algunas a elaborar 6.000 litros por trabajador y por día.
La problemática del sector no se soluciona bajando salarios, lo que deprecia aún más el ya de por sí deprimido mercado consumidor interno, quitando conquistas, ni reduciendo aportes, se soluciona con inversiones empresarias en tecnología e instalaciones modernas.
Atentamente.
Dr. Alberto Coronel
Asesor Legal
A.T.I.L.R.A.

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