A pensar la lechería, una vez más

La crisis vuelve a movilizar a los productores, que debaten cómo superar los crónicos problemas del sector. La incógnita es si se puede exportar y crecer o deben ajustarse a lo que el mercado interno les ofrece. Desde el gobierno de Santa Fe apuestan a fortalecer la producción primaria fomentando la conformación de consignatarias de leche.
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La crisis vuelve a movilizar a los productores, que debaten cómo superar los crónicos problemas del sector. La incógnita es si se puede exportar y crecer o deben ajustarse a lo que el mercado interno les ofrece. Desde el gobierno de Santa Fe apuestan a fortalecer la producción primaria fomentando la conformación de consignatarias de leche.
Juan Manuel Fernández
jmfernandez@ellitoral.com
Los vaivenes de la lechería, internos y externos, obligan a productores, industrias y gobiernos a plantearse, por enésima vez, cómo darle estabilidad a esta importantísima actividad económica. Y las penurias no son sólo argentinas, sino que se extienden a todos los países productores cada vez que, como ahora, los precios internacionales disminuyen.
El caso externo más cercano se dio con los tamberos uruguayos, que el 20 de enero protestaron sobre la ruta por el deterioro del negocio, golpeado por el default venezolano y la suba de costos internos. Pero en los últimos meses las protestas también se vieron en Europa, particularmente de productores españoles (esta semana también en Francia, ver foto). Y el año pasado hubo intensas manifestaciones en Bruselas, sede de gobierno del bloque, protagonizadas por tamberos de varios países.
Con el golpe adicional que le dieron al sector argentino los cambios macroeconómicos (quita de retenciones al maíz, encarecimiento de insumos por devaluación y suba de combustibles) y las medidas dispuestas para el sector, evaluadas por los productores como absolutamente cortoplacistas (subsidio y créditos), se disparó el debate en la web. Un tambero tucumano, Domingo Colombres, encendió la mecha en el foro de Lechería Latina al plantear quienes y cómo deben sacar al sector de la crisis, pero reclamando el protagonismo de los propios productores. “Tratemos de hacer algo diferente, que nos pueda proyectar a una lechería que valga la pena”, lanzó.
Tras considerar que las cartas están jugadas en lo inmediato, se animó a proponer un análisis estructural a partir de una decisión clave: crecer o no. En otras palabras, si hay que conformarse con producir sólo para el mercado interno -y su techo de 8.000 millones de litros anuales, a partir de lo cual sobran 3.000 millones- o aspirar a una lechería abierta al mundo que impulse el crecimiento del sector. Para la primera opción propuso pensar en un sistema de cupos. Caso contrario sugirió dos acciones: primero mejorar el poder de lobby con una representación fuerte a nivel nacional, aportando económicamente a una entidad con dirigentes profesionales (full time y bien remunerados); y desarrollar un mecanismo compensador para que, cuando los precios internacionales son malos las empresas cuenten con un apoyo que sostenga las ventas y evite sobreofertar el mercado interno (y su consecuencia recurrente: el derrumbe del precio al productor).
Catarsis web
En el intercambio posterior, los foristas apoyaron en general la iniciativa de Colombres, pero también plantearon claroscuros. Sobre todo para la conformación de una entidad nacional. Como botón de muestra se mencionó el Acta de Venado Tuerto, que firmaron 10 entidades de la producción y sólo una de grandes industriales. Esa dispersión es vista como una gran debilidad, y como el resultado del ansia de protagonismo de muchos dirigentes. También hubo quien objetó la idea, señalando que los intereses del productor debiera tutelarlos el Estado, que para eso recauda impuestos. Y hasta se generó autocrítica por las espasmódicas reacciones del tambero, que abandona todo compromiso sectorial cuando el mercado lo favorece. Incluso se asumió la necesidad de blanquear completamente el sector, en el que la informalidad alcanza a todos los integrantes.
Respecto de la posible regulación de la actividad, hubo quien demandó una ley de lechería que ordene el sector. Pero la posibilidad de establecer cupos cosechó críticas. Aún así, se planteó lo que la dirigencia tambera supo esbozar varias veces: en el contexto actual los litros de más que genere un establecimiento contribuirán indefectiblemente a deprimir los precios de la materia prima. “Crecer no es negocio”, fue el resumen.
Entre muchas quejas y críticas, sobre todo contra ex dirigentes tamberos que luego pasaron a ocupar cargos en el Estado (y seguirían en los mismos en la órbita de la Subsecretaría de Lechería), surgieron propuestas como otorgar créditos a industrias de prefinanciación de exportaciones para soportar los sobrestocks y no deprimir aún más el mercado internacional; y que la Secretaría de Comercio Interior trabaje en identificar los abusos de la cadena comercial.
Santa Fe propone
Mientras el ambiente lechero sigue calentándose, el gobierno de Santa Fe también hizo un movimiento: respondiendo al pedido que había formulado Carsfe, anunció que comenzará a publicar precios de un mix de productos en planchada de fábrica y la capacidad de pago de la materia prima de cada artículo. Se trata del cuadro que Campolitoral publicó en la edición del sábado 16 de enero y durante la presentación oficial los funcionarios santafesinos adelantaron otras acciones, como la de fomentar la concentración de la oferta de leche para que los tamberos negocien en mejores condiciones la venta de su producción.
El Ministro de la Producción, Luis Contigiani, anunció que -frente a la atomización de los productores- evalúan “armar en la provincia consignatarias de leche a través del sistema cooperativo”. Incluso con la intención de utilizar el contrato lácteo diseñado por la Bolsa de Comercio de Rosario, que hasta el momento no se ha implementado a pesar de estar disponible.
El funcionario anticipó también que próximamente habrá una convocatoria a una mesa técnica con el cooperativismo, productores e industriales pyme para consensuar este mecanismo, “apoyándonos en las estructuras ejecutivas que ya tienen las entidades más importantes” como AFA, ACA o Cooperativa Guillermo Lehmann. “Porque creemos que hay que resolver esta atomización que tienen los productores; eso es una decisión política no menor”, dijo. La idea, agregó, ya transita la fase técnica tras haberse logrado los consensos necesarios.
Por su parte, el Secretario de Lechería, Pedro Morini, indicó: “nosotros queremos una lechería con mayor producción, por supuesto que con mercados asegurados porque si no no sirve tampoco, y otros quieren una lechería de 8.000 millones de litros, que es el consumo interno. Nosotros no pensamos en esa lechería, sino en productores que sigan creciendo y en tambos que se recuperen en la provincia, porque el mundo demanda alimentos”.
OPINIÓN
por Domingo Colombres
Defender los valores
Si analizamos la situación de la lechería y sus perspectivas, concluiremos que quienes seguimos en esta actividad no debemos ser muy racionales. Seguramente no sabemos de especulaciones, ni analizamos en qué actividad se gana más con menos esfuerzo (quizás debemos aprender un poco).
Sin embargo mis amigos, sí sabemos de esfuerzos, de cultura de trabajo, de generar mano de obra, de ayudar a que la gente no se vaya a las ciudades, de aportar a un país con desnutrición, de transformar granos en vacas y estas en leche. Señores, sí sabemos lo que es amar lo que uno hace; sí sabemos lo que es amor a la patria y todo lo nombrado.
Mis amigos, esos son valores que vale la pena defender.
domingocolombres@hotmail.com
El antecedente de FOPAL
En el marco de una cátedra de agroindustria de la Universidad Austral se analizó el rol que tuvo el Fondo para la Actividad Lechera (FOPAL), instaurado en la década de los 80 con la sanción de la ley 23.359, que creó la Comisión de Concertación de Política Lechera (COCOPOLE). Este mecanismo comenzaba con la determinación del precio de la leche al productor y para el pago existían meses llamados de base (mayo a agosto) y de excedente (septiembre a abril), que coincidían con el ciclo de la producción.
El sistema de pago de la leche se denominaba “de base y excedente” y partía de la determinación, para cada productor, de su producción base (promedio de las entregas de los meses de mayo a agosto) y de su producción excedente (diferencia entre el promedio de las entregas de septiembre a abril y la producción base). A modo de ejemplo, un productor podía tener una base de 500 kg de grasa butirosa y si la producción de noviembre era de 800 kg, entonces el excedente de ese mes alcanzaba a 300 kg.
En los meses de base el productor cobraba el precio lleno (básico), mientras que en los meses de excedente el productor cobraba el precio lleno sólo por la producción base, mientras que por el excedente cobraba un precio menor, que supuestamente reflejaba el retorno que se podía obtener en el mercado de exportación. Sin embargo, por el lado de la industria existía sólo un costo de la leche ya que la diferencia de precios de la producción excedente debía depositarse en el FOPAL.
Según la ley, representantes de la producción primaria y de la industria láctea debían acordar un precio para la leche entregada por el productor (básico y excedente) y al mismo tiempo el monto unitario de las restituciones para los diferentes productos que recibiría la industria exportadora.
Estas restituciones (o subsidios a la exportación) eran un incentivo para que la industria exporte cantidades adicionales de producto, pues recibía un precio igual al precio internacional más la restitución, lo que le permitía no sobreofertar el mercado interno, sosteniendo los ingresos del conjunto de la cadena láctea (industria y producción primaria).
Este tipo de mecanismos provoca un impacto de corto plazo que implica un precio medio anual de salida de fábrica superior del que existiría en condiciones de no intervención, que genera una transferencia neta de los consumidores hacia el sector de la producción (industria, producción primaria, factores de la producción).
Este mecanismo de intervención ha sido explícitamente prohibido por el acuerdo de la OMC de mediados de la década del º90, que lo considera un subsidio a la exportación y de aplicarse, el país se haría pasible de represalias comerciales compensatorias.
LO IMPORTANTE
Raid de Sammartino por la cuenca santafesina
Tras posponerse la fecha inicial, pautada para el 27 de enero, finalmente el Subsecretario de Lechería de la Nación, Alejandro Sammartino, recorrerá durante 5 días varias localidades de la cuenca lechera santafesina.
El inicio será el martes 2 de febrero en la ciudad de El Trébol, para luego trasladarse hasta San Guillermo. El miércoles 3 llegará a Rafaela para presidir una importante reunión de productores y brindar una conferencia en la Sociedad Rural. Al día siguiente, pasará por Pilar para visitar la Cooperativa Agrícola Ganadera Guillermo Lehmann. Y luego tiene previsto concluir su gira en Esperanza, donde conocerá las instalaciones del Laboratorio de ALECol, entre otras actividades, para luego presidir la primera reunión oficial con productores e industriales sentados en una misma mesa.
www.campolitoral.com.ar

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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