Luego de que el Poder Ejecutivo le comunicará a las gremiales que no hay más recursos disponibles para apoyar al sector, los productores no se dan por vencidos y buscan sensibilizar al resto del espectro político y social sobre su difícil situación. La sangría por la bajada continúa de productores del rubro y el cierre de tres industrias en los últimos tres años ha generado un combo más que preocupante para la sostenibilidad del sector en el mediano y largo plazo, más allá de que los números de remisión y exportación muestren otra foto.
Históricamente la lechería uruguaya ha sido de las más competitivas a nivel mundial, pero esa ventaja se ha ido diluyendo en los últimos años por costos crecientes de producción y un mercado internacional extremadamente volátil y deprimido que se agravó en el último par de años. A esto hay que agregarle una competencia en los mercados internacionales que está lejos de ser la ideal. Dificultades de acceso por altos aranceles en mercados clave como los asiáticos (China, Corea y/o Japón), y la competencia con potencias como Europa o EEUU que aplican fuertes subsidios estales para apuntalar a su producción láctea. En los tiempos de vacas flacas, son demasiadas ventajas para pensar que un país que exporta el 70% de su producción no esté en problemas.
Este jueves no será un día más para la lechería nacional. Ojalá surjan propuestas y se encuentre eco en el Poder Ejecutivo para encontrar alguna solución. Está claro que de esta situación no se sale sin el granito de arena de todos los actores.