El empresario riosellano Tista Gonzalo pujó por la pieza ganadora del Certamen del cabrales como «apoyo moral» a los afectados por la catástrofe de Llambrias
«La adquisición del queso ganador del Certamen del Cabrales es un gesto; por un lado, de agradecimiento a los productores de este manjar; y por otro, de apoyo moral a la gente afectada por la catástrofe de Llambrias, que costó una vida humana, y que se llevó viviendas, enseres y puestos de trabajo». El empresatio riosellano José Bautista Gonzalo Hevia, «Tista», remarcó ayer que si pujó este año por la pieza ganadora del concurso cabraliego, que se llevó por 2.300 euros, no fue «buscando propaganda o publicidad». Otros años sí lo había hecho por ese motivo, pero esta vez sólo quería que las familias afectadas por el desastre de Arenas, ocurrido hace casi un año al reventar el canal de agua de una minicentral eléctrica y destruir el barrio de Llambrias, supieran «que hay gente que está con ellos». Y de paso, para reclamar ayuda para los afectados «en todos los eventos, por parte de todas las Administraciones y de la sociedad en general», para que puedan «revivir» y recuperen «la alegría de vivir», añadió.
Tista Gonzalo, propietario del restaurante que lleva su nombre y que su familia regenta -antes lo hicieron sus padres- desde hace 53 años en el pueblo de Toriellu, estuvo representado en la puja de Arenas, como siempre en este evento, por Armando Inés, quien ayer fue el encargado de preparar los primeros bocados de la codiciada pieza.
Los clientes que, jurado aparte, estrenaron el que Tista e Inés calificaron como «el mejor queso del mundo» fueron unos vecinos de Colloto y sus parientes, que residen en Bélgica pero estos días están en Gijón: José Luis Álvarez; su esposa, Dolores Menéndez; su hijo, Alan; su hermano José Antonio y su cuñada, Severina Fernández. Las frases que pronunciaron tras la prueba dejan bien a las claras que mereció la pena: «Buenísimo, exquisito», señaló Severina. «Sólo por esta sorpresa tan grande ya mereció la pena venir», añadió Dolores.
Tista Gonzalo destinará buena parte de la pieza, de 2,5 kilos, a sus clientes, «para que puedan presumir de que probaron el mejor queso del mundo», indicó. También reservará una parte para sus empleados y otra para el grupo de amigos que cada miércoles se reúne en su local a la hora del vermut para pasar un buen rato en torno a unos vinos y a un pincheo. No es la primera vez que Tista Gonzalo se queda con el queso ganador del Certamen de Arenas. Ya lo hizo en 2007 y 2008, cuando pagó 4.208 y 2.800 euros, respectivamente. Pero entonces la puja se presentaba por escrito, cerrada en un sobre. Este año, con la subasta a mano alzada, le había dicho a Armando Inés que la puja más alta estaría entre 2.000 y 2.300 euros. Era el tope. No se equivocó.
Tista Gonzalo es un veterano en estas lides: ya se ha hecho con campanos y con los primeros lotes de angula de la temporada en varias ocasiones. En 2006 pagó 12.000 euros por el campanu de Asturias, un ejemplar de 3,8 kilos. «Eso sí que fue buena propaganda, hasta del extranjero me llamaron», dijo.
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