El sector empresarial apunta a un posible boicot en los países de la UE, tras la victoria en las urnas del proyecto xenófobo de la extrema derecha.
La historia del cava catalán se repite en Suiza, donde el sector alimentario teme que el rechazo a los inmigrantes, aprobado en referéndum el domingo pasado, pase factura a una de las joyas de su corona: las exportaciones de quesos suizos en el resto de Europa.
“Confiamos en que no sea así, pero tememos un voto de castigo”, ha declarado a France Presse la portavoz de la industria suiza del queso (SCM), Manuela Sonderegger. “Cuando la gente piensa en Suiza, piensa en sus quesos”, añadió al señalar lo vulnerable que es ese producto popular al boicot si el enfado llega a prender en la opinión pública de la Unión Europea tras la aceptación de un proyecto de claros tintes xenófobos.
Aunque Suiza no pertenece a la UE, los acuerdos bilaterales permitían hasta ahora a los ciudadanos de la Unión trabajar allí con libertad de movimientos. El Gobierno y los empresarios hicieron campaña contra el proyecto antiinmigración promovido por la extrema derecha, pero no supieron «vender» sus consecuencias. El resultado de las urnas obliga ahora a las autoridades helvéticas a imponer estrictos límites anuales a la entrada de trabajadores europeos, con frecuencia más competitivos y baratos que los nacionales.
Según SCM, las marcas de quesos más vendidas en Europa son el Emmentaler AOC, el Gruyère AOP y el Appenzeller, que representan más de la mitad de sus exportaciones al extranjero. Solo en el mercado de la Unión Europea Suiza vende el 80 por ciento de sus quesos.
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