En la Granja Cantagrullas de Valladolid elaboran quesos por encargo de 40 kilos por 1.400 euros, pero las piezas más grandes del mundo llegan a sobrepasar la tonelada de peso
Ande o no ande… No es el caso. El queso comercializado más grande de España, el que se produce en Granja Cantagrullas, en Valladolid, es en realidad un producto gourmet que se realiza por encargo y que alcanza los 1.400 euros de precio. El quesito, adaptación del cheddar inglés -el de las hamburguesas de las multinacionales americanas pero en bueno- pesa 40 kilos. Así que saque la calculadora. Comparado con los del supermercado -normalmente entre 10 y 15 euros el kilo- no es que sea un producto especialmente caro y tendrá para todo un año o dos. Además, como puede elegir el momento exacto de maduración en el que quiere recibir su delicatessen, siempre puede presumir de que le hacen el queso de oveja a medida. Y no es broma. Rubén Valbuena, el gerente de Cantagrullas, elabora además ‘quesos a gusto del chef’ para renombrados restaurante como los de Martín Berasategui, Casa Solla, Casa Marcial, Ramón Freixa, Santceloni y El Club Allard.
Más allá del atractivo del mediático producto elaborado por el matrimonio de geógrafos que regenta la explotación vallisoletana -cada día más universitarios vuelven al campo-, lo de hacer quesos descomunales es una moda que engancha a no pocos productores. Los más excesivos incluso aspiran a salir en el libro Guinness. Sin tener que mirar muy lejos, en Galicia, hace unos años, en 2009, se elaboró una pieza de una tonelada de peso -sí, mil kilos- para festejar una celebración en la que 15.000 personas pudieron degustar el lácteo. Ni Robin Food. Para cortarlo fue necesario una sierra de dos metros. Nadie dijo que estuviera bueno, ni malo. Esperemos que gustara ya que se destinaron 8.000 litros de leche a esta marca. De no ser asi, habría que llevarse las manos a la cabeza por jugar así con la comida.
Mayor aún, 33.000 litros para una pieza de más de tres toneladas, es el queso que presentaron al libro de los récords el verano pasado en la localidad mexicana de Cuauhtémoc. Debía haber algún vasco metido en esto porque puestos a batir el registro del Guinness triplicaron el peso de la enormidad que ostentaba el récord hasta entonces. Hay que decir, en defensa del intento gallego, que los americanos se decantaron por un queso fresco, mucho más fácil de manejar, ya que al contrario que el curado coruñés no hay que darle la vuelta durante el proceso de fabricación.
Llama la atención que los editores del famoso compendio de absurdas mediciones nacido de una discusión de pub hayan creado diferentes categorías dentro del epígrafre ‘Queso más grande del mundo’. Así reconocen al de oveja (como el ríquísimo Cantagrullas de 40 kilos), el de cabra, el queso fresco (como el mexicano), la tabla de quesos más grande, la mayor porción… Ah, y la escultura más grande: un bloque de cheddar de 419,57 kg labrado por la estadounidense Sarah Kaufmann, ‘the Cheese Lady’ con motivo del 160 aniversario de la feria estatal de Wisconsin, en 2011.
Ante tanta barbaridad, lo más apropiado será relajarse con otro queso español premiado. En este caso por su calidad. El año pasado, por primera vez un lácteo nacional ganó los World Cheese Awards en la categoría de Mejor Queso del Mundo. Se trata del manchego Gran Reserva Dehesa de los Llanos. Una pieza completa, de dos kilos, cuesta algo más de 53 euros.
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