Venezuela: Transición, sin #leche

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…espeluznante: ahora habrá escasez de todo. Maduro promete inspecciones y comisos, ¿más?
Otra vez la transición al socialismo. La guerra económica que ha vaciado los anaqueles se combatirá con las armas de los decretos presidenciales, para apurar el tránsito al socialismo, estadio que significará la superación de todos los males económicos y protegerá a Venezuela de nuevas agresiones del capitalismo internacional. Así Maduro en el enésimo anuncio de medidas económicas que aumentó la incertidumbre a la enésima potencia.
La transición al socialismo es una muletilla usada y abusada por Chávez desde que nos dijo que era socialista, allá por el 2006. La invocación más seria de este principio o propósito o plazo la hizo el presidente (luego comandante presidente, luego gigante eterno) en el proyecto de reforma constitucional de que nos salvamos en el referendo del 2007. Decía su disposición transitoria novena: hasta tanto se dicten las normas que desarrollen los principios establecidos en el artículo 112 de esta Constitución (ese artículo de la reforma contenía los principios de la economía nacional socialista), el Ejecutivo Nacional podrá, mediante decretos o decreto ley, regular la transición al modelo de economía socialista. Asimismo, sin ambages: una ley Habilitante sobre lo económico que estaría vigente hasta que llegara el socialismo.
Ahí está el truco: el socialismo llegará cuando diga Chávez, o Maduro, o Stalin. Y nunca lo dirán, nunca llegará, porque esa expectativa es la fuente del poder. Esta promesa nunca cumplida de la sociedad sin clases genera la incertidumbre permanente y la suficiente zozobra para que el gobierno no tenga límites. Recuerda la famosa sentencia del TSJ sobre la falta temporal de Chávez: el presidente sólo estará incapacitado para gobernar cuando él mismo lo diga, por decreto además, precisó el fallo. Con el socialismo es igual, el presidente tendrá todo el poder hasta que él mismo lo diga.
El titular de primera de El Universal es escalofriante: «El gobierno fijará el precio de todos los productos». Todos. Exactamente eso dice la Ley de Costos y Precios Justos de 2011 y así lo sabe Maduro, de hecho lo mencionó. Pero lo que no tiene tan claro es que esa ley tiene dos años aplicándose precisamente a los productos que hoy escasean. Consecuencia espeluznante: ahora habrá escasez de todo. Maduro promete inspecciones y comisos, ¿más? pensaron todos los productores y comerciantes del país, amenazados de continuo por los raid del Indepabis, Sundecop, Seniat y demás organismos.
Las nuevas medidas, más de lo mismo, muchísimo más, se encuadran así en este clima del socialismo a rajatabla, que sus errores se deben a la timidez en la aplicación de estos principios eternos, esculpidos en la piedra del manifiesto comunista. El socialismo es soberbio, no yerra nunca, yerran sus administradores por no ser verdaderamente revolucionarios. Mientras tanto, no hay leche.
También hay un embeleso de derecha, ese culto al mercado que normalmente tiene sus representantes entre los más ricos. Entre los banqueros que clamaban y lograron la desregulación desde los ochentas pero que también clamaron y lograron el rescate más grande de la historia luego de que casi destruyen el mundo. Pero la inmensa mayoría de los economistas tiene la humildad de pretender cierto equilibrio, humildad que como siempre es sinónimo de realismo. Dejado a sí mismo, el mercado concentra la riqueza en poquísimas manos, produce una desigualdad extrema, muerte segura de la sociedades más temprano que tarde. El Estado debe intervenir para evitar esos excesos, entre otras cosas, porque desde la democracia el Estado está en manos de la mayoría y normalmente la mayoría no es rica.
Pero el chavismo, al menos en su ala radical que parece estar claramente al mando, no sabe de matices. El mercado es perverso en sí mismo, de hecho el socialismo no es otra cosa que su eliminación (el comunismo, dijo Marx, se resume en la eliminación de la propiedad privada). Más que controlarlo, hay que asfixiarlo, destruirlo. Y con él, la libertad. La libertad es hueca sin contenido económico, son inútiles, engaño vil, las interminables discusiones de los consejos comunales si sus miembros saben que cualquier disidencia les hará perder el trabajo o el subsidio, el político es a la vez gobernante, patrono y seudo líder social. Si la casa no es propia sino prestada, si el sindicato es un apéndice del gobierno, es decir del dueño de todo.
En Venezuela la teología ha sustituido a la economía. Una teología, con sus sacerdotes laicos (el monje Giordani, que irónico el sobrenombre) y hasta un cristo, el redentor venezolano, el gigante eterno.
Pero no hay leche.
@glinaresbenzo
GUSTAVO LINARES BENZO
EL UNIVERSAL

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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