La entrega de la bolsa será mediante una lista y no se le va a vender a quien no aparezca. Camaro recomienda empiecen a cultivar porque “lo que viene es una crisis alimentaria”.
En el abasto que está ubicado en la planta de Lácteos Los Andes, en Palavecino, desde esta semana dejaron de vender productos de primera necesidad a particulares, limitándose a atender a los trabajadores de la empresa y una vez a la semana por número de cédula.
“Ya no se vende al público en general porque venían de Acarigua, Guanare y Yaracuy a hacer la cola desde las 10:00 p.m., amanecían consumiendo droga y bebiendo cocuy. A las 6:00 a.m. la explosión de todas esas sustancias se transformaban en agresividad y querían matar a todo el mundo”, relata Víctor Camaro conocido como ‘La Ceiba’ de Palavecino.
Esta situación genera inseguridad, en una oportunidad inició una discusión que terminó en un apuñalamiento, recuerda Carmen Vásquez del sector Banco Obrero.
Camaro agrega que no venían por necesidad sino que eran bandas organizadas que traían cada unos 15 compradores para llevarse el pote de leche en polvo en Bs. 70 y lo vendían en Bs. 1.800, eso no es necesidad alimentaria sino corrupción. A pesar de que no continuarán vendiendo de manera individual, los consejos comunales llevarán una hoja con un formato a las comunidades para contabilizar a las familias y estructurar un censo que será llevado a Lácteos Los Andes, con el cual aspiran a solicitar el número exacto de bolsas de comida para satisfacer la demanda. Se repartirán 200 bolsas de alimentos semanalmente por comunidad.
La entrega de la bolsa será mediante una lista y no se le va a vender a quien no aparezca. Camaro recomienda empiecen a cultivar porque “lo que viene es una crisis alimentaria”.
Miguel Pérez, que compraba en el local desde diciembre, lamentó la decisión porque con ello resolvía en su casa. Aseguró que las veces que acudió no vio actos de violencia ni consumo de bebidas alcohólicas o drogas.
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