Sigue preocupando la situación de Pili, la empresa láctea de Paysandú, por la merma en la remisión de leche a su planta que cayó en el último mes de 100.000 litros diarios a unos 70.000. El dirigente del sindicato de la empresa, Marcel Petrib, dijo a El País que se acordó que el 29 de este mes los trabajadores la primera cuota del medio aguinaldo que debió ser fraccionado en cuatro pagos.
«Estamos a la expectativa de alguna acción del gobierno y de las tratativas que la empresa hace con posible inversores. Los trabajadores han hecho un esfuerzo», dijo Petrib. Las instalaciones de la empresa tienen capacidad para procesar 400.000 litros diarios y hoy reciben solamente 70.000, agregó. Por ese motivo, se sigue trabajando allí solamente cuatro días por semana y se mantiene el envío rotativo de empleados al seguro de paro. El Pit-Cnt y la Federación de la Industria Láctea han planteado al gobierno su preocupación por la situación en esta empresa láctea, una de las más importantes del país, que tiene 134 empleados, de los cuales unos 40 están en el seguro de paro. Sus dificultades se agudizaron el año pasado y en 2018 llegó a ser ocupada por los trabajadores. A la empresa envían la leche que producen unos 80 tamberos.
La empresa, propiedad de la familia Nolla que la fundó en 1962, obtuvo en enero «oxígeno» financiero al lograr de un grupo de bancos, encabezado por el Banco República, un año de gracia para pagar sus adeudos que rondan los US$40 millones. La empresa, que tiene perfil exportador y que se vio perjudicada por el desplome del mercado venezolano, había realizado una fuerte inversión para trasladar su planta fuera del centro de Paysandú. Si bien el precio de la leche al productor ha mejorado y las perspectivas de los mercados internacionales son mejores Pili, perdió algunos remitentes importantes cuando la situación era más complicada durante los años 2015 y 2016.
Gerardo de Souza, presidente de la Asociación de Productores de Leche de Paysandú, dijo al diario sanducero El Telégrafo, que hay productores que no cobran la remisión desde hace cinco meses.
Los trabajadores del sector lácteo están negociando la renovación de su convenio salarial pero las conversaciones no han avanzado mucho ya que las empresas son renuentes a acceder a incrementos salariales en términos reales.
En 2015, la empresa Ecolat en Nueva Helvecia cerró sus puertas y lo mismo pasó con Schreiber Foods en San José lo cual llevó a la pérdida de unos 600 empleos. Trabajan en la rama 5.000 personas.
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Fuente: El País
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