Para ejecutar lo planificado es necesario que los operarios, ya sean contratados o parte de la familia, realicen el trabajo de forma satisfactoria. Por ello la ciencia se ha detenido a estudiar los factores que inciden en el éxito de las empresas y a continuación ofrecemos dos grandes lineamientos para que el lector pueda visualizar a la interna algunas prácticas diarias que debería cambiar.
La comunicación
Encontrar algún aspecto del trabajo del productor que no involucre comunicación sería extremadamente difícil, salvo que estemos hablando de una empresa de una sola persona. Los problemas serios comienzan cuando los productores son mal interpretados por los empleados, cuando una broma casual conlleva a rabia, o cuando las observaciones informales se distorsionan. Cada una de estas situaciones resulta en un quiebre en alguna parte del proceso de comunicación. La comunicación misma es inevitable en el funcionamiento de una organización, por lo que el rol preponderante del director de la empresa es ser comunicador. La pregunta es: ¿esta función la realiza bien?.
La comunicación efectiva es el resultado de un entendimiento mutuo entre el comunicador y el receptor. Es clave asegurarse que el mensaje ha sido recibido y ha producido la respuesta intencionada.
La motivación
Según Daniel Pink existe la motivación extrínseca y la intrínseca. La primera se basa en recompensas (sueldos, beneficios, bonos, comisiones, premios) y castigos (sanciones, suspensiones, observaciones), aquella implementada durante todo el siglo XX para incrementar la productividad de las empresas. Pero de hecho, esto funcionó porque las empresas se basaban en industrias donde las personas tenían trabajos mecanicistas y las recompensas, por su propia naturaleza, estrechan nuestra visión y concentran el pensamiento, por eso funcionan en estos casos. Sin embargo en las empresas de hoy en día se necesitan personas pensantes y creativas que tomen decisiones en cada momento y por ello este sistema no funciona.
La motivación intrínseca es la variable que desde el interior del organismo nos impulsa a la acción. Se basa en los deseos de hacer cosas porque realmente importan, porque nos gustan, porque son interesantes o porque son parte de algo importante.
Este nuevo sistema operativo para nuestras empresas gira alrededor de tres elementos: autonomía, maestría y propósito. Autonomía, es el impulso de guiar nuestras propias vidas. Maestría, es el deseo de ser mejores y aplicarlo en algo que importa. Propósito, es la intención de hacer lo que hacemos al servicio de algo más grande que nosotros. Estos son los bloques para construir un nuevo sistema operativo para nuestras empresas.
Existe una discordancia entre lo que la ciencia dice y lo que las empresas hacen, esos incentivos del siglo XX, esos motivadores que pensamos como parte natural de las empresas, funcionan sólo en circunstancias mecanicistas. Por otro lado, existen pruebas a nivel mundial que las recompensas condicionales a menudo destruyen la creatividad. El secreto del alto desempeño no está en las recompensas y los castigos, sino en la fuerza intrínseca invisible, la motivación de hacer las cosas por que quiero, la motivación de hacer las cosas porque importan.
El rol del productor para lograr un alto desempeño de sus empleados
