Dicho esto, me sumo por completo y sin dudas a la ola de críticas e indignación hacia el Grupo Gloria que nos vende gato por liebre y lejos de ofrecer siquiera una disculpa –tras admitir que su ‘leche’ en realidad no era tal– intenta minimizar la estafa asegurando que se trata apenas de un problema de etiqueta de la cual sacará la “vaquita”. Listo, se acabó el problema.
Gloria lidera el mercado de lácteos en nuestro país y, junto a Alicorp, está incluida en la prestigiosa lista “Global Challengers 2017” donde figuran las 100 compañías más relevantes de los mercados emergentes por sus buenos resultados financieros, presencia global y planes de expansión. Además, por quinto año consecutivo es número 1 en el ranking de preferencias en los hogares peruanos según la lista “Brand Footprint 2017”. Cualquiera esperaría que esa fidelización del consumidor peruano con la marca genere el reconocimiento y el compromiso de la compañía ofreciendo calidad, respeto y sobre todo honestidad, pero NO.
El escándalo desatado por su producto no es poca cosa, sobre todo si recordamos la multa que le impuso Indecopi por su deslactosada que resultó no ser tal. No se trata de discutir en este momento si la leche es buena o mala para una alimentación saludable, el tema es la mentira y el engaño pues, como dice un amigo, cuánta gente pobre se esfuerza cada día para comprar un tarro de leche pensando que con ello alimenta a sus hijos. Recordemos que por el precio, Pura Vida es un producto dirigido a un público de menores recursos.
Culpar al consumidor por no leer la etiqueta tampoco me parece justo. Sin duda, es una tarea pendiente pero sabemos bien que el consumidor, en especial el menos educado, se deja llevar por la publicidad o lo primero que salta la vista en la etiqueta sin leer la letra pequeña. ¿Alguien podría dudar que Gloria u otras marcas no lo sepan y sacan provecho de ello? Lo hacen a vista y paciencia de autoridades y gremios empresariales.
Patricia Montero
http://larepublica.pe/impresa/opinion/882564-la-gran-estafa
