La leche líquida continúa desaparecida de los anaqueles y neveras de panaderías y supermercados, situación que es palpable en el municipio Libertador, afectando especialmente a la población infantil que amerita de este alimento para su desarrollo.
Esta situación mantiene dando carreras a las amas de casa, quienes incluso tienen que ir a otros municipios en búsqueda de este vital producto. Al referirse al tema, muchas personas afirman que el gobierno, productores y distribuidores deben llegar a un acuerdo que permita la regularización de la venta de la leche.
Los consumidores relatan que en algunas oportunidades, leche de marcas no reconocidas, o consideradas de baja calidad, llegan a las panaderías y supermercados, y los compradores se ven obligados a adquirirlas debido a la escasez. Norka Sotillo, consumidora, señaló que no ha conseguido leche en las panaderías, supermercados y contó que para poder probarla visita la lonchería más cercana a su vivienda y se compra un marroncito.
Asimismo, América Noguera, asegura que tanto la leche líquida como la de en polvo desaparecieron de los anaqueles. «Cuando llega a veces a una panadería o supermercado enseguida llamo a mi hijo y los vecinos que tienen niños para que la compren, pues es un alimento necesario para los pequeños en la casa». Sonriendo, calificó a las amas de casa como «las caminadoras», porque diariamente hay que salir de un lugar a otro para poder conseguir la leche y otros productos de la cesta básica.
Por su parte, Isabel Carrizo dijo no ser la excepción pues tampoco encuentra en ningún sitio la leche líquida, pero como en su casa son sólo ella y su esposo, la situación no la desespera tanto. A la lista de quejas añade un detalle Ayeza Bolívar, quien apuntó que su mamá necesita tomar leche líquida pues le cae mal la leche en polvo, debido a lo cual debe estar en un constante peregrinar hasta lograr el objetivo.
Algo similar le ocurre a Esther Mendoza, quien vive en Palo Negro, donde no hay leche líquida, pero resuelve la escasez comprando en Cagua, donde la ha conseguido a menudo. El punto de vista de los comerciantes lo aportó Ernesto Abreu, encargado de una panadería, quien recalcó: «Anteriormente nos llegaban hasta diez cajas diarias para la venta y ahora nos despachan solo tres cajas, dos veces por semana. Nosotros tomamos dos para preparar el café y dejamos una para la venta».
