Los productos lácteos cobran cada día más importancia en el sustento y la salud de la humanidad, lo que ha llevado al crecimiento de los hatos lecheros.
La cadena láctea popular está bajo amenaza constante. El control corporativo sobre el abastecimiento mundial de la leche se ha acelerado junto con la globalización de la industria.
Las compañías lecheras más grandes controlan más de la mitad del mercado global. Tan solo Nestlé domina cerca de un 5 por ciento del mercado global, con ventas del orden de 25 mil millones de dólares.
No es una productora de leche, ni posee vacas pero le compra directamente a los granjeros y a los abastecedores, además de procesarla para fabricar muchas clases de productos.
La mayor parte de las otras compañías principales son también procesadoras, aunque al igual que Nestlé, algunas comienzan a operar sus propios establos lecheros.
Corporaciones al acecho
El control de las corporaciones conduce a la ruina de los pequeños productores.
Esos establecimientos masivos también representan un riesgo para el ambiente debido a la concentración y el tratamiento deficiente de sus desperdicios.
Las transnacionales dominan igualmente el negocio de los concentrados proteicos que por medio de una ultra-filtración que elimina el líquido y las moléculas pequeñas. Ese compuesto se produce cada día más debido a que es excluido del pago de aranceles.
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