«Lácteos Los Andes cerró el mes de julio del presente año con un incremento de 15,40% en la producción (
) produjo en junio la cantidad de 25.089 toneladas de alimentos para el pueblo venezolano (…) en las 35 plantas y Unidades de Propiedad Social Agroindustrial en todo el territorio nacional»
Directiva de Lácteos Los Andes
«Leche, yogurt, quesos, leche en polvo, y los productos que tenemos bastantes problemas, más de un 50 por ciento, en la parte de larga duración, jugo de cuartico, leche, ahí tenemos entre 50% y 60% que no hemos cargado en lo que va de año (
) «en junio tuvimos una baja de 70mil cajas, en julio 60 mil, eso es un aproximado (…) Tenemos 10 días de inventario, es decir, hasta el próximo viernes para distribuir nuestros productos y eso nos afecta a la gran mayoría»
Distribuidores de Lácteos Los Andes
Las empresas encargadas del despacho de los productos de Lácteos Los Andes no salieron a trabajar ayer miércoles en protesta por la caída en el volumen de productos que reciben, estimado en al menos 40%, y que, según aseguran, les hace imposible cubrir los costos.
En contraparte, hace pocos días, en una nota de prensa emitida por la empresa expropiada por el gobierno hace ya cinco años, se hablaba de un significativo incremento en la producción de alimentos para el pueblo venezolano.
Ahora bien ¿cómo es posible que se produzca más, según uno, y se distribuya menos, según el otro? Bueno, estamos en Venezuela, el país del surrealismo político, así que esto no debería extrañarnos en lo más mínimo.
El tema de Lácteos los Andes tiene tela. Esta no es la primera vez este año que escuchamos alguna queja sobre la empresa. Hace pocos meses un grupo de trabajadores de la empresa aseguraron que Lácteos Los Andes está en quiebra, además de denunciar que aún no se había firmado el contrato colectivo y nos describieron un escenario que nos hace pensar en una empresa a la deriva más que en una sólidamente constituida.
Para el momento en que fue nacionalizada, con la nada convincente excusa de garantizar la soberanía alimentaria, la participación de Lácteos Los Andes representaba el 40% del mercado venezolano y a pesar que el gobierno llegó a decir que en socialismo se había incrementado la producción en más de mil quinientos por ciento, lo cierto es que sus productos poco a poco han ido perdiendo presencia en las neveras de panaderías, abastos y supermercados.
Si algo ha quedado claro es que el gobierno, al menos el socialista del siglo XXI, como empresario deja mucho que desear. Sin ánimo de pretender justificar implícitamente el ansia expropiatoria de la revolución, uno pudiera llegar a pensar que, en el fondo, había una buena intención, pero han fallado tanto en las formas que sólo han dado cabida al fracaso. Cuando en la gestión de una empresa privan los objetivos políticos sobre los económicos, como ha ocurrido en todas las empresas nacionalizadas por el gobierno revolucionario, no hay manera posible de hacer funcionar las cosas correctamente.
En el caso de Lácteos los Andes, el gobierno se esforzó tanto en hacernos creer que su gestión era buena que pasó por alto hacer lo que debía hacer para que eso fuera efectivamente así.
Es una pena que el gobierno rojo rojito no haya querido aprender la gran lección que esto nos deja, que una empresa no se sostiene sobre consignas políticas, como tampoco lo puede hacer un país.
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