La venta de la empresa agrícola argentina El Tejar a Union Agriculture Group (UAG) muestra que crecen los procesos de concentración en Uruguay que van contra el modelo de agricultura familiar, afirmó a El País el secretario general de la Comisión Nacional de Fomento Rural (CNFR) Fernando López.
UAG se hizo de los activos de El Tejar por poco más de US$ 200 millones. De ese monto, la mayor parte (US$ 170 millones) corresponden a 33.000 hectáreas propias que tenía la empresa argentina.
«Esto es la constatación, para los que lo negaban o ponían en duda, del efecto concentrador que existe en el agro uruguayo. Las decisiones que están tomando estos grupos económicos (de adquirir más tierras) son una amenaza frente a un modelo de desarrollo agropecuario que contenga un componente social. El modelo que pretendemos los pequeños productores es contrario a éste e impacta fuerte y negativamente en el mismo», aseguró López.
Frente a ello la CNFR elabora un proyecto para presentarle a los candidatos a presidente de la República en el que proponen limitar la extensión máxima de tierra que se pueda poseer en el país por sector agropecuario.
«La idea es que no se trate de una cifra global, sino que la misma dependa del tipo de práctica agropecuaria que se realice. No compartimos la actual legislación y por eso planteamos un marco regulatorio sobre el tema», afirmó.
«Esto no es nuevo y ocurre en otros países del mundo para frenar la concentración de la tierra. No buscamos un modelo que establezca el minifundio, pero sí evitar que grandes empresas posean extensiones de campos de tales magnitudes a las actuales», sostuvo. López también indicó que hay una gran presión que la concentración de tierras ejerce sobre los pequeños productores.
Ello se debe a que al expandirse las grandes empresas adquieren campos que están siendo trabajados por estos y ante la imposibilidad de comprar tierras y en muchos casos acceder a nuevos arrendamientos, se ven obligados a abandonar el sector agropecuario.
«La presión sobre los pequeños arrendatarios lecheros y ganaderos linderos a los predios que poseen estas enormes compañías es enorme. Esta es una de las razones por las cuales la lechería ha perdido 200.000 hectáreas en algunos años a manos de la agricultura, donde hay mayoritariamente presencia de empresas de gran tamaño», afirmó.
Otra de las preocupaciones para los pequeños productores, manifestó el secretario general de CNFR, es que la concentración se da en diferentes eslabones de la cadena agropecuaria y que una misma empresa puede tener además de tierras otros servicios vinculados.
«Esto además tiene una incidencia muy fuerte en la economía. Estas empresas, al manejar los distintos eslabones, absorben la gran mayoría de la rentabilidad que se genera en el sector, dejando muy poco margen para los productores, especialmente los de menor porte», agregó.
Si a esto se le suma que estas empresas son mayoritariamente extranjeras, se da una importante pérdida de soberanía, indicó.
Por su parte, el ministro de Ganadería Tabaré Aguerre dijo ayer que no se imagina al Uruguay «en propiedad de 100 megaempresas», sino que sueña «con la posibilidad de que la actividad agropecuaria sea una posibilidad de desarrollo para miles y miles de personas». Criticó al cooperativismo agrario porque «tiene un gran debe».
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