El otoño es el momento de mayor parición y el productor está obligado a alimentar de la mejor forma al ganado a pesar de la sequía y los precios bajos.
Los tamberos no están dispuestos a hipotecar su producción e invierten cada vez más en alimentos para sostener los volúmenes de remisión de leche a planta, a pesar de la sequía y de los bajos precios internacionales para los productos lácteos.
“No hay más remedio que hacerlo porque es la época de mayor parición, así los animales responden al pico de producción para que después la lactancia se mantenga”, comentó a El Observador el presidente del Instituto Nacional de la Leche (Inale), Ricardo de Izaguirre.
Los productores lecheros están afectados por los precios bajos y por el clima. Esto se da justo en la entrada del invierno, cuando en general hay más problemas financieros por la siembra de pasturas y las reservas forrajeras construidas, dos factores que insumen mucho capital. Lo que se sembró no tuvo resultados en lo inmediato, pero se espera que la situación mejore para el invierno y la primavera.
“El verano pasado fue muy bueno, se realizó mucha reserva más allá que los costos aumentaron, pero hubo que hacerla incluso por un tema de manejo, para aprovechar ese producto. Es algo que hoy se está usando, así como mucho concentrado, buscando alargar la fibra activa que tiene el fardo y el silo con afrechillo o cáscara de soja. Todo eso ayuda a estirar el stock de reserva”, agregó De Izaguirre.
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