El confort brindado al personal para vivir y trabajar –más un manejo inteligente en cada aspecto del negocio– ambienta un adecuado bienestar animal que se traduce en un producto de óptima calidad.
Con apenas una decena de palabras –y mucho énfasis– Laetitia d’Arenberg, directora general de Las Rosas Estancia SRL, definió el objetivo que trazó para su producción láctea: “no quiero más litros, yo quiero más kilos de leche”. Buscando más sólidos, adecuadamente asesorada y en armonía con otros rubros productivos, hoy en tres tambos ordeña cerca de 2.000 vacas “con respeto por los animales y la gente logrando así ser muy eficiente”.
Eficiente, como podrá leerse, debido los resultados productivos y económicos que se logran. Respetuosa, porque otra máxima para el éxito de este negocio, también definida en muy pocas palabras por la empresaria, es que “le doy confort a la gente para vivir y trabajar y ese confort se traduce en bienestar animal que es lo que nos ayuda para conseguir mucha más calidad en cada litro”.
El Observador Agropecuario recorrió los tres tambos del establecimiento. Allí observó las siguientes postales de una lechería inteligente: genética líder; ubres enviando a los tanques mucha leche bien cargada de grasa y proteína (“lo que la industria paga”); instalaciones confortables e higiénicas para los animales y quienes los manejan en ámbitos donde no hay gritos ni castigos: cuando sus ubres les pesan las vacas solas marchan al tambo –notándose que ir a la sala lejos está de ser estresante– y solas regresan al área de pasturas asignada con mínimas indicaciones; máximo cuidado en que las vacas no se trasladen por zonas con barro y sobre todo que descansen siempre sobre una pastura; y uso de motos (hay 30 unidades) para arreo, instalar el alambrado eléctrico y diversas tareas ganando en eficiencia y comodidad para los operarios.
“Acá hacemos lechería con una cabeza moderna, con inteligencia y respeto, invirtiendo lo necesario y obteniendo buenos resultados económicos”, sintetizó d’Arenberg.
4.000 litros de leche por ha
Daniel Tenca, gerente de producción lechera, tras destacar el valor de la asesoría del ingeniero agrónomo Daniel Caravia, informó que hay 1.900 animales en ordeñe, el 70% de la raza Jersey y el 30% Holando, en tres tambos: Las Rosas, con 700 Holando y Jersey (una sala con 24 órganos); Santo Tomás, con 850 Jersey (28 órganos); y Los Fresnos, con 350 Holando (16 órganos). La capacidad de almacenamiento, que hace necesario un solo ingreso diario del camión de Conaprole, es de 35 mil litros.
“Es una producción estacional, de marzo a diciembre, con remisión a Conaprole que promedia un millón de litros por mes, unos 4.000 litros de leche por hectárea”, destacó.
Añadió que ello es posible por la existencia de un sistema pastoril con mínimo uso de concentrados, habiéndose logrado en los registros finales de 2013 un promedio de 4,40% de grasa y de 3,90% de proteína considerando el total de la leche enviada. Si se tiene en cuenta la situación de este otoño, segmentando sólidos producidos por las lecheras de cada raza, en Jersey se ha logrado un 4,80% de grasa y 4,10% de proteína en promedio y en Holando esos indicadores fueron del 3,90% y 3,35%, respectivamente (datos expuestos al periodista desde la planilla remitida por Conaprole al proveedor).
Tenca comentó, citando otro indicador relevante, que las vacas de alta producción Holando están dando 29 litros por día por vaca, y en Jersey se está en 25 litros.
Sobre la genética, indicó que “para la cabaña se eligen toros para producción y para show, y para los rodeos comerciales en Jersey contamos con genética nueva de Nueva Zelanda y en este último año incorporamos genética desde Australia, buscando un incremento en el nivel de los sólidos; en Holando se utiliza genética de Nueva Zelanda y este último año trajimos genética pura desde Holanda, buscando un tamaño moderado de las vacas para adaptarlas a un sistema pastoril en el que el animal debe caminar”.
Otra clave en el manejo es la nutrición. Se está utilizando en esta época del año racion con un 16% de proteína, suministrándose seis kilos por día a las vacas Jersey y ocho kilos por día a las Holando, cantidades que tienen una razón: “la base es el pastoreo de praderas, con trébol blanco, trébol rojo y raigras, más festucas próximo a los tambos para los días de encierro cuando se complementa con fardos de silo de sorgo y una ración especialmente diseñada para que en esos días de encierro la producción de leche se sostenga”, explicó Tenca.
El veterinario Federico Díaz es el responsable permanente de los aspectos sanitarios y reproductivos. La inseminación del rodeo se efectúa invariablemente del 15 de mayo al 15 de noviembre. La inseminación de vaquillonas por primera vez se realiza en el Jersey a los 12 meses con 250 kilos y en el Holando a los 14 meses con 320 kilos, sí o sí del 1° de junio al 15 de agosto; los 1.800 partos se concentran en marzo, abril y mayo.
Otro aspecto clave, ya en las salas de ordeñe visitadas, es que se apreció uso de agua exclusivamente para higienizar las instalaciones; en las ubres se hace un pre deeping, con secado usando papel absorvente, sin agua para minimizar al máximo la acción de bacterias sobre los pezones y, aunque se tarde algo más y en ese proceso el costo pueda incrementarse, disminuir el riesgo de existencia de mastitis, tratándose de manejos que permiten que el promedio de células somáticas no pase de 200 mil como promedio en los tres tambos.
Otras unidades de negocios
La de negocios en lechería es una de las cuatro unidades de negocios existentes en Las Rosas Estancia SRL. Las restantes son la de negocios agrícolas, la de ganadería comercial y la de genética.
El ingeniero agrónomo Javier Echeverría, gerente de producción en el área agrícola-ganadera, dijo a El Observador Agropecuario que se produce en 10.000 has, el 85% propiedad de la empresa y el resto arrendadas, distribuidas en tres unidades productivas, distantes entre sí no más de 20 kms: Las Rosas, Los Fresnos y Santo Tomas, campos todos en Florida en torno a la ruta N° 6, unos kms al norte del cruce con la ruta N° 56.
De las 10.000 has, el 40% están dedicadas a la producción ganadera comercial, el 30% a la lechería, el 20% a la agricultura y el 10% a las actividades vinculadas específicamente con la genética.
Echeverría, tras destacar que todas las unidades de negocios “accionan en perfecta armonía, sin competir, complementándose”, detalló las principales características de las unidades que conviven con la explotación lechera.
En la agrícola, se produce en dos modalidades, por un lado hay agricultura propia (60% del área) y por otro bajo arrendamiento con la compañía ADP (40%).
Se hace agricultura de secano destinada a la venta final de los granos recolectados. En la zafra de verano principalmente soja, pero también maíz y sorgo. En la de invierno sobre todo trigo, pero también cebada y avena. Sobre las exigencias planteadas por los planes de uso y manejo del suelo por parte del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), “no cambió la forma en la que la empresa realiza sus cultivos, porque desde antes se ha aplicado un sistema de rotaciones adecuado para el debido cuidado del recurso suelo, que es lo que los planes exigen”, comentó Echeverría.
Pasando a otra de las unidades, se produce carne vacuna que se remite a frigorífico; carnes ovinas que se comercializan en la cadena Disco con marca propia (“Cordero Premium Las Rosas”), tratándose de corderos producidos en Las Rosas o en campos de productores que utilizan genética de Las Rosas; y lanas superfinas que se remiten a la industria habiéndose logrado en el último ejercicio un promedio de 17,9 micras.
En la restante unidad, la de genética, se producen y comercializan toros Aberdeen Angus y Hereford en remates y en forma particular, lo mismo con los carneros Poll Dorset y Merino Australiano y, además, se comercializa semen y embriones, en el mercado local y a productores de todo el Mercosur. Además de los progresos en las cabañas de esas razas, Las Rosas se ha distinguido por diversos logros, locales e internacionales, con productos de la cabaña de la raza equina Árabes, dirigida por Roberto Serventi.
Echeverría destacó que en la empresa tras un reordenamiento de los recursos humanos trabajan 110 personas, 25 de ellas afincadas con sus familias en alguno de los tres campos. El 18% del personal es femenino y la mayoría desempeña labores de responsabilidad productiva. Sobre el ingreso de personal, cuando es necesario, se recurre a jóvenes capacitados en diversos centros educativos de la zona, como la Escuela de Lechería de San Ramón en Canelones, la Escuela Agraria La Carolina de Flores, la Escuela Agraria de Florida y el Instituto Benigno Paiva Irisarri de Florida, entre otras instituciones educativas.
En la mayoría de los casos se trata de jóvenes que realizan en Las Rosas sus tesis y, dados sus valores y conocimientos son incorporados a los distintos equipos de trabajo donde conviven recursos recién formados –y bien instruidos– con otros más experientes. Según apreció El Observador Agropecuario en su visita al establecimiento, por citar un ejemplo, los encargados de los tambos en Los Fresnos y Santo Tomas y el capataz en Las Rosas y en Los Fresnos son jóvenes que estudiaron en la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU) y tienen poco más de 20 años.
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