Una relación extraordinariamente favorable se da actualmente para producir leche con alta participación de granos en la dieta de las vacas. El productor está cobrando entre 37 y 40 centavos de dólar por litro, dependiendo de las características de su leche y de la planta a la que remita. 
Ese valor le permite comprar más de 3 kilos de sorgo por cada litro remitido, un guarismo pocas veces registrado.
La producción ha respondido en consecuencia: en el primer cuatrimestre del año la remisión a plantas de procesamiento se acercó a los 600 millones de litros, un aumento de 23,3% respecto a 2011. En los doce meses cerrados al 30 de abril, la remisión fue de 1.961.000 litros, un récord absoluto.
En diálogo con el Ing. Daniel Zorrilla, asesor de la ANPL (Asociación Nacional de Productores de Leche), actualizamos la marcha de la actual zafra en la zona de la cuenca lechera. Zorrilla está a cargo de un programa de la gremial que busca vincular a los agricultores con los tamberos, para la comercialización de cebada, maíz y sorgo, grano húmedo básicamente. La ANPL aporta la logística, pone el grano en la bolsa en el tambo y organiza el operativo con un precio promedio.
Terminando la zafra, Zorrilla estimó que habrán manejado unas 6.500 toneladas de sorgo y unas 10.000 de maíz. El sorgo que están comprando en las chacras está rindiendo en torno a los 7 u 8 mil kilos por hectárea, con 25% de humedad.
El precio es muy favorable para los lecheros, pero sin embargo no están demandando demasiado sorgo, porque a su vez han podido realizar buenas reservas de pasto y cosechas de grano en sus predios. «El precio de la leche y el de los granos evolucionan en el mismo sentido. Si en algunos momentos se desfasan –como sería lo que ocurre actualmente–, después se equiparan. Hoy existe una relación muy favorable a la leche, pero ya tuvimos un antecedente, en los primeros meses de 2008», dijo el asesor de la ANPL a El País Agropecuario.
Cabe recordar que hacia el fin del invierno de ese año se desplomó el mercado mundial de lácteos y provocó una crisis muy intensa, aunque por suerte de breve duración, en nuestra lechería.
A la luz de lo que ocurre ahora en los principales circuitos comerciales del mundo, con una caída muy pronunciada en los precios de los principales productos (leche en polvo y queso, principalmente), cabe esperar que tenga impacto en nuestra plaza y que en los próximos meses las plantas industriales fijen menores precios a la leche que pagan al productor.
Algunas empresas ya están ajustando a la baja, pero como las exportaciones a los principales clientes de productos lácteos de Uruguay se rigen por acuerdos comerciales de país a país, o tratados de comercio regionales, por ahora estamos sorteando el derrumbe del mercado internacional. Si bien los precios promedio ya están por debajo de los de 2011, todavía son altos, y como los volúmenes exportados siguen siendo mucho mayores, la recaudación total así lo refleja. Por ahora.
Hoy, los mayores compradores de nuestros lácteos son Brasil, Venezuela, Cuba, Colombia y México, dependiendo de qué producto se trate, aunque también hay presencia destacada en algunos productos de los países del Norte de África y de Corea, como los más relevantes.
De todos modos, no vivimos en una burbuja y los mercados en algún punto se conectan, así que deberemos enfrentar indefectiblemente una baja en los valores. Para la primavera, que en los tambos empieza en agosto, cuando aumente la producción y la incidencia de las ventas al exterior se haga más fuerte, los precios que cobrarán los productores serán bastante inferiores a los actuales.
En circunstancias poco favorables, como las que se están anunciando, los avezados tamberos nacionales sacan a relucir sus mejores destrezas, en una exhibición contundente de la flexibilidad de los sistemas de producción que en su inmensa mayoría practican.
En estas ocasiones, los lecheros se vuelcan a producir en base a pasturas, reduciendo la proporción de alimentos comprados, granos o raciones: aunque se resigne un poco de producción, se abarata sensiblemente el costo de obtenerla. Sin embargo, como aclaró Daniel Zorrilla a esta revista: «Los granos están integrados en el sistema de producción y, aunque se reduzca un poco, siempre se utilizan».
Por Jorge Chouy
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