El gobierno trabaja en mejorar el sistema y en junio despachará una Ley Corta del Sence.
“Estamos modernizando nuestro sistema de capacitación laboral, para que se transforme en un verdadero sistema de educación permanente y eficaz para nuestros trabajadores”. Esta mención en el mensaje del 21 de mayo que entregó el presidente Sebastián Piñera es la punta del iceberg de la reforma estructural que está planeando el Ministerio del Trabajo al Sistema Nacional de Capacitación y Empleo (Sence), un sistema que para casi todos los sectores ya no funciona.
La ministra del Trabajo, Evelyn Matthei ha sido clara al señalar que Chile está atrasado en capacitación.Hace un año el gobierno conformó una comisión de expertos, que concluyó que la política de capacitación es deficitaria en la equidad de la asignación de recursos, en la eficiencia para lograr sus objetivos y en la efectividad de sus resultados. Con este análisis en mano, el Ministerio del Trabajo está elaborando una ley corta que modifique el actual sistema Sence, la que según fuentes de esta cartera, incluye cambios a las regulaciones legales y tributarias para hacerlo más operativo, sobre todo, en franquicia tributaria.
Críticas y propuestas
Expertos y gremios son directos a la hora de criticar el sistema y plantear que la reestructuración es necesaria. De hecho, el diputado Carlos Montes (PS) considera el sistema fracasado, porque ha ocupado muchos recursos y porque “la calidad de los cursos y la pertinencia son discutibles”. Agrega que, “el origen, que era capacitar a la fuerza laboral y que se desarrollara, no se está cumpliendo cabalmente”.
En la otra vereda, Enesto Escobar, presidente de Asimet, descarta que el sistema esté fracasado, pero señala que es necesario “definir con claridad los objetivos y los segmentos a los que se quiere apoyar”. Comenta que tiene “diferencias de apreciación” con la ministra Matthei quien expresó que la franquicia tributaria de capacitación no estaría llegando a los quintiles más bajos. “En nuestra opinión, ese no es el objetivo de esta herramienta que, por definición, va dirigida al trabajador activo”, sostiene.
En Conapyme dicen que los recursos no les están llegando. Juan Araya, presidente del gremio, indica que el Sence debería mejorar en tres frentes: ampliar el actual tope de devolución que es el 1% de las rentas imponibles anuales pagadas por la empresa, porque no alcanza para capacitar a los trabajadores; incluir a los propietarios de pymes en el sistema y destinar recursos para capacitar a personal especializado fuera del sistema laboral en aquellas industrias con escasez de mano de obra calificada.
Cristián Allendes, presidente de Fedefruta, dice que el sistema funciona, pero presenta inconvenientes, sobre todo para las pymes de su sector, tanto por el bajo valor de la hora Sence, como por los problemas que tienen para reunir a los asistentes en el lugar de la actividad. Propone que la franquicia para los sectores rurales debería aumentar para compensar los mayores costos del Sence.
Eduardo Schwerter, presidente de Fedeleche también valora el sistema y coincide en la dificultad que tiene su sector para congregar a los trabajadores. Comenta que hay empresarios que no hacen uso de la franquicia tributaria porque al momento de la devolución, ésta queda retenida en el Servicio de Impuestos Internos (SII) y “es muy difícil para un productor contar con los recursos y el tiempo para destrabarlos”.
Desde la Asociación Chilena de Gastronomía (Achiga), Fernando de la Fuente, destaca tres problemas: la validación de las empresas capacitadoras, el análisis de las competencias duras y blandas y no poder solicitar la devolución del dinero al finalizar el mes. Situación que Javier Jaque, experto de la Universidad de Chile, atribuye a un “problema de caja” , ya que esta devolución se produce una vez al año.
Otra de las trabas del actual sistema son los montos asignados a las pequeñas empresas, donde los sueldos que no superan las 45 UTM tienen derecho a 9 UTM ($ 360.000) de devolución por trabajador. “Este segmento es el que, como objetivo país, debiera intentarse ayudar”, dice el académico. Destaca “las complejas relaciones OTEC (Organismo Técnico de Capacitación) y OTIC (Organismos de capacitación intermedios, mediadores) en cuanto a la cantidad de trámites necesarios para obtener los beneficios y, lo rígido del Sence, “sería bueno ampliar el abanico de cursos y formatos sobre los que se puede avanzar en capacitación”. Y, plantea que el valor de referencia que fija el sistema para capacitación, de $ 4.000 por hora, está por debajo del valor de mercado.
Aunque existen gremios que, con reparos, valoran el Sence y otros que lo rechazan, es claro que algo no anda bien. Esto fue recogido por el gobierno, que está trabajando en la ley y en la capacitación en los sectores con déficit de mano de obra, como la minería y construcción.
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