Por cada 22 litros de leche de consumo en el país hay 135 de refresco y 11 de fórmulas lácteas, que en la mayoría de países están consideradas como de desecho y no aptas para el consumo humano
La falta de interés por regular el mercado de las fórmulas lácteas ha ocasionado que el consumo de estas se dispare entre los mexicanos, ya que de 13 millones de litros de leche anuales que se venden, cinco millones corresponden a fórmulas lácteas que no aportan los nutrientes necesarios y contribuyen a la obesidad.
El panorama es más dramático, ya que de acuerdo con el presidente del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche, Álvaro González Muñoz, por cada 22 litros de leche de consumo en el país hay 135 de refresco y 11 de fórmulas lácteas, que en la mayoría de países están consideradas como de desecho y no aptas para el consumo humano.
«De esta manera se puede entender el panorama de la obesidad en el país y que nos hayamos convertido en el país número uno del mundo, en tener más personas obesas», lamentó el líder de los lecheros, quien acusó una falta de responsabilidad del gobierno a través es de la Secretaria de Economía, al no reglamentar a las fórmulas lácteas.
Señaló que una de las propuestas que ha realizado el Frente de Productores y Consumidores de Leche, para que el consumidor haga una diferencia entre la leche pura y las fórmulas, es ordenar que la caja de fórmulas lácteas tengan un color distinto a la leche pura, «las leyendas sobre el valor nutrimental del producto dice poco a los consumidores que no alcanzan a distinguir el daño que esto les ocasiona».
Álvaro González, señaló que la aceptación de las fórmulas lácteas entre el consumidor se ha disparado debido a su bajo precio en relación a la leche, ya que se ha podido encontrar una diferencia de precios de hasta cinco pesos entre uno y otro producto.
El problema señaló, es que al no haber una inspección sanitaria y de calidad de estos productos que son adulterados hay un grave riesgo para quienes los consumen.
«Debemos de dejar claro que estos productos no son leche, sino sueros enriquecidos con grasas vegetales y agregados de vitaminas, minerales y proteínas, que pueden convertirse en un riesgo para la salud. En suma lo que podemos asegurar es que son productos pirata que incluso los centros comerciales los etiquetan bajo la llamada Marca Propia».
La venta de estas fórmulas constituye un fraude para la economía de los consumidores y también una competencia desleal al mercado de los lácteos.
Consideró que si además de consumir fórmulas, se tiene una alta preferencia por el refresco que alcanza un consumo percapita anual de 135 litros la obesidad y el sobrepeso será muy difícil de erradicar del país.
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