George y Mary Ann Clark, un matrimonio residente en Milford, New York, ha desarrollado la leche gaseosa. Al parecer, agregarle burbujas a la leche ha sido una tarea faraónica: poco gas no se nota y mucho transforma la leche en pura espuma. El producto se llama RPM (Refreshing Power Milk) y ya está pedido en varios distritos escolares estadounidenses.
Según explica Mary Ann, una enfermera matriculada, cuando trabajaba en colegios le dolía ver a los niños rechazar la leche y tomar litros de gaseosa cola. Por eso se decidió a hacer algo al respecto.
«Si el agua con dióxido de carbono se transforma en soda, por qué no va a ser posible hacerlo con la leche».
Ella y su marido, bioquímico, se pusieron a trabajar en el tema en 1996. Fundaron la compañía Mac Farms en 1988 y desarrollaron un producto que combina el agua carbonatada con la leche en polvo.
RPM viene en tres sabores: capuchino de vainilla, chocolate brasileño y chocolate con frambuesa. Cada botella contiene 90 calorías y 12 gramos de azúcar, mientras que una de gaseosa cola tiene 150 calorías y 40 gramos de azúcar. Cada botella aporta el 40 por ciento de la dosis diaria recomendada de calcio.
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