Unións Agrarias (UUAA) ha denunciado el «apriete de huevos» que la distribución realiza con la industria y ésta a su vez con los ganaderos, para bajar los precios de la leche, que en Galicia son los menores de España y de la UE.
El secretario general del sindicato agrario, Roberto García, explicó a Efe que esta presión de la distribución a la industria la pagan los ganaderos, que no tienen a quien repercutirlo, ya que, si le dan de comer menos a la vaca, «la desgraciada va y se muere».
García utilizó la ironía para denunciar que las autoridades de la competencia siempre archivan sus denuncias sobre las ventas a pérdida y la utilización de la leche como producto reclamo, lo que se evidencia con el distinto comportamiento de firmas como Carrefour, Alcampo o Lidl, «que en Alemania o Francia no se parece nada a aquí».
Insistió en que en Francia también se venden marcas blancas, pero no hay un litro de leche, «aun siendo un país deficitario y que teóricamente podía tener precios más bajos», por debajo de 65 céntimos, mientras que aquí «se ha llegado al escándalo de que si compras 40 euros en el supermercado te regalan una caja de leche».
Roberto García, que hoy participó en un coloquio sobre «Perspectivas del sector lácteo español y europeo ante un futuro sin cuotas», avanzó que, por el borrador que conocen del Decreto sobre el Paquete Lácteo, no se corregirán los aspectos que consideran cruciales.
En este sentido, señaló que en la duración de los contratos, se permite que el ganadero renuncie, «lo cual va a ser la puerta por la que presione la industria», al igual que la figura del mediador, que también tiene carácter voluntario, por lo que la industria impondrá su criterio, pues puede decidir no recoger la leche a un ganadero, explicó.
«Entre aceptar 28 céntimos o tirar la leche, 28 céntimos es un mal precio, pero tirar la leche es una ruina», reiteró el sindicalista.
Sobre las razones por las que los ganaderos reciben mayor presión que el resto de los profesionales de otras Comunidades, García apuntó que «tienen la sensación de que en Galicia son las explotaciones más competitivas y, por lo tanto, tienen un umbral de costes más bajo que en otras zonas del Estado que, si le aplican la medicina nuestra, cerrarían de forma inmediata».
A ello, agregó «la ausencia de alternativas laborales, el hecho de ser casi un monocultivo, el grado de endeudamiento con los bancos, que no te permiten salir, que te permiten, aunque sea con la lengua fuera, aguantar un poco más».
Además, resumió que «cualquier decisión de hacer caja, donde realmente es rentable es donde están la mitad de los ganaderos de toda España».
Preguntado por el papel de los gobiernos, central y autonómico, denunció que, «amparándose en un falso libre mercado, dicen que no es competencia de la administración».
«Hay una declaración permanente de que somos un sector estratégico, que están de nuestro lado, que nos quieren mucho y, después, en la práctica, enfréntate tú al monstruo».
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