Galicia es la primera productora de leche del Estado, pero su cadena de valor se halla desestructurada.
El final de las cuotas lácteas el pasado mes de abril y un escenario internacional de precios a la baja han puesto al descubierto las debilidades del sector lácteo gallego. Galicia es la primera productora de leche del Estado, pero su cadena de valor se halla desestructurada, con los productores, primer eslabón, como la parte más débil. He aquí las principales cuestiones:
Ganaderos
Reducir costes y agruparse. A lo largo de la última década, las granjas gallegas han hecho un esfuerzo de modernización y han logrado reducir sus costes de producción. Pero aún queda un largo camino por recorrer. Las explotaciones deben ganar base territorial para aumentar el tiempo de pasto del ganado y reducir las compras de pienso. En las últimas décadas, la Administración gallega ha fracasado en su estrategia de poner en valor la tierra infrautilizada.
Industria
Más valor añadido. La industria radicada en Galicia se ha centrado siempre en el envasado de leche líquida en un cartón, mientras que no ha habido un desarrollo de otros productos con más valor, como quesos, mantequillas o yogures. Esto limita la capacidad del tejido industrial de absorber más materia prima en un escenario de libre producción. Pese a que la industria rechaza este argumento, puede concluirse que las empresas no han hecho los deberes para prepararse para el final de las cuotas. La industria dedica gran parte de sus esfuerzos a envasar leche de marca blanca para la gran distribución, y eso presiona a la baja los precios en origen.
Distribución
Final de la leche como reclamo. Mientras en Francia todo el sector acuerda una subida de cuatro céntimos que repercute en toda la cadena (desde la granja al lineal de venta), en España las grandes empresas distribuidoras de alimentos -grandes cadenas de supermercados, en manos foráneas la mayoría- siguen utilizando la leche como un producto reclamo. El cartón en muchas superficies está por debajo de 0,55 euros el litro. Y en Galicia, el litro se está pagando, de media, por debajo de los 27 céntimos al ganadero.
Poder público
Fallan los instrumentos. El ganadero sigue teniendo una escasa capacidad de negociación con las industrias pese a la existencia del llamado paquete lácteo, que regula sus relaciones comerciales y que obliga a la existencia de un contrato de un año mínimo de duración entre granja y empresa. En la mayoría de las ocasiones, el productor está obligado a firmar lo que le presenta la industria. En caso contrario, se arriesga a que nadie le recoja la leche.
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