«Leche Río se ha aprovechado de los ganaderos al dar la espantada y los ganaderos, sobre todo los que están por libre, comen sapos y culebras y no denuncian situaciones como ésta ante el temor de que les dejen de recoger la leche», manifestaba ayer el secretario general de Ugal-UPA, Matías Llorente, cuyo sindicato hizo pública el abandono de los ganaderos de vacuno de leche por parte de Río.
Frente a una Europa en la que «las cooperativas hacen la recogida y venden las cisternas» el ganadero español teme que la industria le califique como «conflictivo. En ese momento les hacen el vacío y no les recogen la leche». Para conseguir un sector más reivindicativo «la única salida es agruparnos». La suma de fuerzas es imprescindible en la relación «con centrales lecheras que han estado pactando precios durante tres años. Por eso les ha multado la Comisión de los Mercados y la Competencia».
Llorente anuncia una «situación muy complicada» a partir del 1 de abril. Según su criterio, «las centrales sólo van a recoger aquella leche que puedan vender. De ahí la importancia de que tengan que contemplarse en los contratos los volúmenes de leche al igual que el precio». De facto se produce «un trasvase de la cuota de los ganaderos a las industrias lácteas y la distribución, que va a resultar especialmente delicado para los ganaderos que no formen parte de cooperativas. Fuera de las agrupaciones hace mucho frío».
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