La Sociedad Etnográfica local muestra este mes en la Casa de Cultura fotografías y utensilios de la producción láctea de antes y de ahora.
El sector está de capa caída, pero ocupó un lugar muy importante en la producción agroganadera de la comarca. La leche es el producto elegido por la Sociedad Etnográfica de Ribadesella para acompañar al maíz en la exposición que cada mes de diciembre organiza en la Casa municipal de Cultura.
Así como la forma en que las vacas producen la leche no ha cambiado, el tratamiento posterior sí, y mucho. Esta evolución, desde el siglo XIX hasta la actualidad, se refleja en la muestra etnográfica, que se podrá ver durante todo el mes.
Estela Rosete es miembro de la sociedad y señala que han incluido en la muestra «cómo se recogía antes, recién ordeñada, dos veces al día», y se trasladaba en tanques tirados por animales de carga. También se vendía a la fábrica, que «iba a recogerla por la mañana y por la noche», añade. Fue en la década de los sesenta cuando estas factorías «empezaron a repartir conservantes para hacer la recogida sólo una vez al día», rememora Rosete, quien subraya la «revolución» que supuso «que la leche aguantase doce, catorce horas sin perderse».
La exposición muestra, además, los diferentes envases que tuvo la leche, de la bolsa al tetrabrik, y cuenta con una máquina expendedora actual. También actual es la ordeñadora que se puede ver en la Casa de Cultura, acompañada de vídeos y fotografías de gente «meciendo» a mano. Hoy en día la leche cuenta con un fuerte control sanitario, y la Sociedad Etnográfica también lo ha querido recoger, incluyendo un pequeño laboratorio, cedido por quienes hacen este control para las lecherías del Oriente.
Entre calderos, tanques, una muestra del maíz cosechado por la Etnográfica con los escolares riosellanos y una máquina que servía para picarlo, sobresale el gran mural que la artista local Paci Román pintó para la ocasión. La exposición fue inaugurada el pasado sábado, con gran éxito de público, pues acudieron unas 110 personas que degustaron la torta de juella de castañar, los fritos de leche y la leche fresca ofrecidos por la Sociedad Etnográfica y disfrutaron con los bailes del grupo de Collera.
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