En un país donde la renta media de los ciudadanos ha caído en torno al 30%, cualquier céntimo ahorrado puede marcar la diferencia en el día a día. Una máquina expendedora es la solución que han encontrado en una ciudad griega para suprimir al intermediario y abaratar el precio de la leche. Y parece que funciona.
Larissa es el nombre de la localidad en la que se han instalado las 14 máquinas de vending que, en lugar de bebidas gaseosas o chocolatinas, venden leche. Los ciudadanos hacen cola con la botella en mano o compran allí mismo vasos de plástico. «¡La gente esperaba entre 20 y 30 minutos para comprar leche!», cuenta a Reuters Constantine Gougoulias, director general de la cooperativa detrás de la iniciativa, sobre lo que pasó el día que se instalaron las primeras máquinas.
Con este sistema, que la cooperativa pretende seguir implantando en la ciudad a lo largo de este año, la ciudad está tratando de poner remedio a un problema que sufre todo el país: los elevados precios de venta al público, que ahogan a las economías familiares, y la descorrelación existente con lo que percibe el productor, que ahoga a ganaderos y agricultores.
¿Por qué tan cara?
En Grecia, el margen comercial entre el precio de salida del producto y el de las tiendas supera en un 35% a la media europea, según datos recientes de la OCDE.
Los supermercados rechazan ser los responsables y niegan estar actuando como «intermediarios explotadores». Por su parte, los productores culpan a los elevados costes del transporte y al marco regulatorio como los principales factores que encarecen los precios.
En varias ocasiones, la Unión Europea e incluso el FMI han llamado la Atención a Atenas por su excesivamente restrictivo procedimiento de concesión de licencias y por la estricta regulación que dificulta la actividad empresarial y supone un caldo de cultivo para la corrupción.
De hecho, la industria láctea es uno de los sectores cuya liberalización ha reclamado Bruselas. Sin embargo, hasta el momento ha mostrado poca predisposición al cambio y ha registrado aumentos de precios de más del 12% en los últimos cuatro años.
Iniciativa ‘social’
Las ventas de las máquinas expendedoras de ThesGala (que literalmente significa «¿quieres leche?») representan por ahora una pequeña fracción de la producción de leche de la cooperativa promotora de la iniciativa, pero reflejan cómo la crisis está fomentando una iniciativa empresarial que capea la burocracia del país y orientada hacia el beneficio social la burocracia sofoca el desarrollo.
Hace un par de años, los productores de patatas de la cooperativa Nevrokopi, en la frontera grecobúlgara, decidieron vender sus productos directamente a los consumidores a un precio por debajo del que se encontraba en las tiendas. Su idea corrió como la espuma y otros pueblos cercanos empezaron a hacer encargos a la cooperativa, que pronto se encontró vendiendo miles de kilos de patata.
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