España: Los monjes de La Trapa comercializarán yogur y #queso fresco artesanales

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Hace casi seis meses que sacaron al mercado la leche envasada en tetra-brik con buenos resultados de ventas.
Aunque llevan produciendo y vendiendo leche de su granja desde 1953, los monjes del Monasterio de San Isidro de Dueñas, más conocido como La Trapa, se embarcaron hace seis meses en el proyecto de comercializarla en formato de tetra-brik, ampliando así la distribución del producto hasta ahora limitado a la leche fresca en bolsas y a la venta a mayoristas.
En este medio año han vendido unos 60.000 litros en las variedades de leche entera, semidesnatada y desnatada. El balance es, según el abad de La Trapa, Juan Javier Martín, más que positivo, hasta el punto de que en pocas semanas ampliarán el negocio con la comercialización de dos nuevos productos: queso fresco y yogur, elaborados de forma artesanal y de acuerdo con la más arraigada tradición de los propios monjes, que ya están probando en el desayuno sus creaciones antes de ponerlas en el mercado.
«Todo lo que hacen los monjes tiene muy buena acogida y crédito entre los consumidores», asegura el abad, quien también vincula el éxito del proyecto a las cualidades de la leche que se produce en la granja de San Isidro, donde sus más de 300 vacas frisonas son de raza pura y se alimentan con forraje cultivado en las instalaciones.
Este producto cuenta con el reconocimiento de Leche Certificada de Granja que garantiza que todo el proceso, desde el alimento hasta el envasado, se produce en la vaquería y utilizando las mejores materias primas. Además, la leche de La Trapa pertenece a la marca de garantía Tierra de Sabor. La distribución de la leche se hace principalmente entre residencias de ancianos, comunidades religiosas y pequeños comercios de la comarca, la propia capital palentina y Valladolid, hasta donde llega por repartidores de la ganadería.
Margen de ganancia escaso
Juan Javier Martínez reconoce que la competencia es muy dura en el mercado de la leche y que les resulta imposible ponerse a la altura del precio de las más baratas. «Los costes son los que son y el margen que obtenemos es ya escaso, pero estamos satisfechos con el nivel de comercialización conseguido», señala.
Además de los monjes que trabajan en ella, la granja de San Isidro da empleo a otras diez personas, casi todas de la cercana localidad de Dueñas. El abad explica que, después de más de medio siglo vendiendo la leche pasteurizada en bolsa de plástico, decidieron comercializarla en tetra-brik porque la propia demanda del producto que vendían había bajado. «El tipo de vida actual hace imposible comprar a diario la leche fresca, ahora se compra una vez a la semana, por lo que cada vez tenía una salida más difícil», reflexiona.
En el Monasterio de San Isidro viven 35 monjes, que además de la granja explotan una hospedería. Pero con ambos negocios deben sustentar y mantener no solo el cenobio de Dueñas. De los monjes de La Trapa dependen otros siete monasterio ubicados en Ecuador, México, Angola y otros puntos de España, a los que tienen que cubrir sus necesidades, según explica el abad.
Queso y yogur
Y con ese objetivo, bajo la marca La Trapa los religiosos sacarán en las próximas semanas dos nuevos productos al mercado elaborados con la leche que se produce en la granja. Se trata de queso fresco y yogur que estarán en el circuito comercial en cuanto se cumplan todos los trámites burocráticos y administrativos, lo que podría ocurrir a finales de enero o principios de febrero.
Para elaborar estos nuevos alimentos, los monjes han recibido unos cursos, aunque en el monasterio se lleva haciendo queso para el autoconsumo desde que la granja existe. El proceso es totalmente artesanal y se enmarca dentro de la más pura tradición quesera del Cerrato, comarca en la que se ubica el cenobio.
Los monjes trapenses llegaron a Dueñas en 1891 y ya entonces el monasterio contaba con granja de vacas frisonas que producían leche para el autoconsumo y con la que se elaboraba queso y otros productos lácteos. También se dedicaban a la elaboración de chocolate. Fue en el año 1953 cuando, debido a una mala operación financiera, tuvieron que vender la fábrica de chocolate y empezar a vender la leche al exterior para subsistir. Un medio para mantenerse y salir adelante al que se han ido adaptando según los tiempos y que se vislumbra con mucho futuro.
www.elnortedecastilla.es

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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