El sector lácteo, gran perjudicado por la nueva política agraria, reclama mecanismos compensatorios ante el fin de las cuotas
El sector lácteo es, junto con el azucarero, el gran damnificado en la reforma de la política agraria comunitaria (PAC), que se aprobó el pasado junio en Luxemburgo. Y el mayor daño para el sector no es el final de las cuotas lecheras en 2015, programado desde el llamado «chequeo médico», en 2008. El peor vaticinio para los ganaderos de leche es que, en principio, las ayudas no irán ligadas a la producción, y la bajada de los precios, que previsiblemente llegará con el fin de los cupos, no tendrá ningún mecanismo de compensación, a no ser que los oráculos europeos determinen lo contrario.
El próximo mes de septiembre, Bruselas acogerá una reunión especial para establecer medidas compensatorias destinadas a evitar la muerte del sector lácteo en la Unión Europea. No sólo España, también el resto de los estados miembros temen que la ausencia de medidas de protección provoque una entrada masiva de lácteos de terceros países como Australia o Nueva Zelanda, donde los costes de producción son sensiblemente menores.
Asturias, con 2.500 ganaderos y 600.000 toneladas de cuota, supone el diez por ciento de la producción lechera de España, donde el consumo interno se cifra en 9,5 millones de toneladas anuales, que no cubren los seis millones de toneladas asignadas a España.
Ese desfase, que se arrastra desde la negociación de la entrada de España en la entonces Comunidad Económica Europa, lleva a algunos expertos a considerar el fin de las cuotas una oportunidad para el sector lácteo español. Sobre el papel podría serlo, pero la realidad dice que producir leche en Asturias y en el resto de la Cornisa es sensiblemente más caro que en Francia, Holanda e incluso Portugal.
Para preparar lo que la ex comisaria de Agricultura Marian Fischer llamó «aterrizaje suave», la Unión Europea (UE) amplió la cuota de los 27 países en las últimas campañas -en la anterior, de 2012-2013, fue de 152,46 millones de toneladas, frente a los 151,06 millones en la de 2011-12.
En España, la última campaña finalizó el pasado 31 de marzo con un volumen total de entregas de leche a la industria de 6,42 millones de toneladas, el 97 por ciento de los cupos adjudicados. En los últimos dos años los ganaderos se han enfrentado a una crisis de precios sin precedentes. El precio medio por litro, según datos del Fondo Español de Garantía Agraria, es de 33 céntimos, muy por debajo de los costes de producción, según denuncian las organizaciones agrarias ASAJA, UCA y COAG.
El precio medio de la leche en origen en los 27 países comunitarios es un poco más alto, y llega a los 34 céntimos por litro. España ha pasado de 120.000 ganaderías en 1999 a las 20.000 actuales. A la vez, también suben los costes de la electricidad, el gasóleo y materias primas para el ganado, un 40% más altos desde 2010. Por eso, expertos como el director técnico de Ganadería de Cooperativas Agro-Alimentarias, Fernando de Antonio, defiende un mantenimiento de los precios de intervención. «Desde Cooperativas queremos que sigan los sistemas de intervención de la mantequilla y la leche en polvo, y que sean verdaderos instrumentos para evitar el hundimiento de precios», señala. De Antonio tiene claro que a partir de ahora los precios estarán en función del mercado internacional». Para paliar la crisis en marzo de 2012 la Unión Europea alumbró el reglamento conocido como «paquete lácteo». En septiembre será el punto de partida para configurar el nuevo modelo lácteo a partir de 2015. El Ministerio se ha propuesto como objetivo «consensuar con el sector y con las comunidades autónomas una propuesta concreta» de España de cara a la Conferencia de Alto Nivel prevista para el próximo 24 de septiembre. El futuro está en el aire.
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