España: La #leche que nos dieron… en Granada

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Todavía hay granadinos hijos de aquellas malas leches del siglo pasado. El trasiego de los cántaros en las fuentes era espectacular. De un litro de leche salían tres. Si al menos el agua fuera buena…
LA exposición Nutrición, impulso vital que nos muestra el Parque de las Ciencias hay que verla. Con las cosas de comer no se juega, y con las de beber, menos; sobre todo con la leche. No vamos a descubrir ahora el valor incalculable de la leche materna, ni la importancia que el calcio tiene al ser el mineral más abundante en el cuerpo humano, imprescindible para los huesos y los dientes. La leche y sus derivados: leches fermentadas (yogur, kéfir, kumis), quesos, mantequillas, son consumidos por todas las civilizaciones y desde siempre.
El consumo de leche por los humanos se inició con la revolución neolítica, cuando el hombre pasó de recolector de frutos silvestres a productor de alimentos, agricultor y ganadero. Un relieve sumerio encontrado en la ciudad de Ur (Mesopotamia, Irak), el Friso de la Lechería, de 3000 A.C., nos muestra las labores de ordeño, batido, filtrado y almacenaje de la leche. Así lo hemos observado en la muy didáctica exposición que se mantiene abierta en el Parque de las Ciencias hasta agosto de 2014.
Las medidas de depuración que ahora se adoptan para el consumo de los productos lácteos deberían asegurar que ningún ciudadano tuviera ya «mala leche». Pero no siempre fue así.
Uno de los más graves problemas que acuciaba a la población granadina del siglo pasado, hasta la llegada de Puleva, era el de la abusiva adulteración de la leche. Nada se sabía de pasteurizaciones ni esterilizaciones. Había que hervirla y la mitad se derramaba a pesar de los cueceleches.
Abundaban los lecheros callejeros que servían la leche a domicilio; incluso se ordeñaban las cabras en las mismas puertas de las casas. Luego se ‘modernizó’ la cosa y el trasiego de cántaros de leche junto a las fuentes de agua granadinas era espectacular. A los lecheros se les veía verter agua en los cántaros que, una vez mezclada con todo descaro, volvían a vaciar en unos nuevos recipientes. Si al menos el agua fuera buena…, decían algunos resignados. Nadie entendía aquel juego de malabares que hacían los lecheros sin derramar ni una sola gota. Pero el caso es que, como por arte de magia, de un litro de leche salían 3, y de cuatro, 16.
El castizo granaíno tomaba a broma el asunto y ponía de moda la expresión «esto son leches» cuando aludía a algo despreciable o de mala calidad. Y si oyes decir «te doy una leche», nada bueno esperes.
En el verano de 1948 el Ayuntamiento quiso poner remedio a lo irremediable; detectó que el porcentaje de adulteración superaba el 38% de las casi 800 muestras analizadas por la Inspección Provincial Veterinaria. Se amenazó al gremio de lecheros, venidos algunos de los pueblos cercanos, con multas de hasta 1.000 pesetas y hubo años en que se recaudaron más de 40.000 pesetas que, según una Orden Ministerial del 19 de noviembre de 1945, iban a parar a instituciones benéficas; suponemos que a la Gota de Leche, creada para Granada en 1916 por el doctor García Duarte, aunque la idea viene de la Francia del siglo XIX.
Como muchos de los lecheros multados por los inspectores eran de pueblo, bastaba con dar un nombre falso para que las multas nunca se cobraran. Pero la Jefatura Provincial de Sanidad llegó a proponer incluso el encarcelamiento para los lecheros reincidentes. No tenemos noticias de que alguno fuera a la cárcel por su mala leche. Pero eso no quita para que el malicioso producto lácteo fuera consumido por algún granadino que hoy ya peina canas y que un día tomó o mamó altas dosis de mala leche; la culpa será de aquellos desaprensivos lecheros o de la madre que lo parió. Aunque mala leche no se vendió sólo en Granada; la podemos encontrar desde Algeciras a Estambul y desde Hawai a Bombay.
http://www.granadahoy.com

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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