Las organizaciones agrarias alertan de que los ganaderos más pequeños con más problemas para vender la leche a las industrias serán los que cambien de actividad.
La presión de la industria para «tirar los precios por los suelos» en los contratos lácteos con los ganaderos, o las dificultades para solicitar las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) son algunas de las trabas a las que se enfrentan los productores gallegos en una campaña que está resultando especialmente dura para el sector. Después de que varias empresas dejasen de recoger la leche a siete cooperativas de la comunidad, los sindicatos explican que otras factorías se han ofrecido pero a tarifas igual de bajas que las anteriores y en la mayoría de los casos solo por un mes. Por eso, sospechan que con este «parche temporal» la calma solo durará este mes hasta que pasen las elecciones municipales y están convencidos de que luego la industria volverá con las amenazas. Tampoco tienen todavía noticias si habrá multa por producir de más la campaña pasada y cuántos afectados habrá. «Lo sabremos también después de los comicios», destaca el secretario de Ganadería de Unións Agrarias (UUAA), Javier Iglesias.
Desde la organización agraria alertan de que a medio plazo muchos ganaderos se pasarán a la producción de carne. Se trata sobre todo de pequeñas explotaciones en comarcas lácteas que no pueden hacer frente a las exigencias de las industrias y sobrevivir con contratos por debajo de los 30 céntimos -la cifra para cubrir costes de producción- y que en algunos casos no llegan a los 20 céntimos.
El responsable de Ganadería de UUAA destaca que los problemas en el sector lácteo no van a suponer más cierres de explotaciones este ejercicio -cada año se clausuran medio millar de granjas en Galicia- al no existir alternativas en otros sectores. Pero prevé que los ganaderos con más dificultades para vender su producción de leche a la industria opten por el sector del vacuno de carne debido a que aunque no sea «la panacea» es un tipo de producción «con menos exigencias» y que depende menos del mercado. Iglesias aclara que no es una opción rentable al lácteo sino que se trata más bien de «una huida».
Con el fin de las cuotas lácteas, la producción de queso debe ser «la salida natural» para los excedentes de leche. Los derivados lácteos como yogures o leche en polvo se importan de otros países europeos. El representante de UUAA explica que en el caso del queso se compran cada año 1,5 millones de toneladas del exterior. Avisa de que en este nicho de mercado está «el futuro», pero para eso es necesario que la industria refuerce mucho la inversión en la transformación de los productos industriales igual que ya se hace en el resto de la Unión Europea.
El sector lácteo vive desde mediados de 2014 una bajada continua de los precios por la venta de la leche pero la crisis se ha agravado desde abril con la nueva campaña con las amenazas de las industrias para firmar contratos por debajo de los costes. «Nadie se esperaba tanta presión tan de repente y en tan poco tiempo», lamenta Iglesias.
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