T. Obrador Fundador de la central lechera Blahi, expresidente de las federaciones balear y española de ciclismo, exvocal de la UCI y exalcalde de Pollença. Nació en Pollença el 9 de marzo de 1930. Se define como «un pollencí d´arrel, encara hi xerr i fa 48 anys que visc a Campos, la meva dona i filla també». Tiene otro hijo, un nieto y una nieta. Es un reconocido ´colchonero´, al igual que el alcalde ´campaner´ y su padre empresario, los ´Peixet´.
—Descríbase brevemente.
—Una persona aficionada toda la vida al deporte. Jugué veinte años al fútbol, posición de mediocentro. Nunca he sido ciclista, pero lo he practicado siempre. En la vida profesional, desde pequeño me dediqué a la leche y acabé en Blahi a los 62 años. Mi familia explotaba una vaquería con una docena de reses, yo me encargaba de repartir la leche por las casas con una mesura i una gerra. La vendíamos a dos pesetas el litro. Nací en Pollença pero Campos me acogió muy bien, me siento feliz, me han tratado estupendamente y lo agradezco. He tenido tres tayectorias en mi vida: comercial-industrial, deportiva y política.
—¿Vocación de ganadero?
—Mi idea era ser militar. Me alisté en aviación, hice el curso de cabo primera pero finalmente vi que no era lo mío, que sería toda la vida un mandado… Y yo quería ser algo en la vida. No me gustó y lo dejé. Seguí trabajando con mi padre hasta que me independicé y casé a los 26 años. Me dieron la corresponsalía de la Banca March en Pollença y se abrió el almacén Comercial Agrícola Balear.
—Siguió comercializando leche.
—Llevo leche en mis venas. A la edad de 15 años, ya fundé una asociación de lecheros, éramos unos diez jóvenes. A los 26 años comencé a repartir leche de Agama.
—Hasta que tuvo la iniciativa de montar una central.
—En torno a 1960. Un amigo mío cubano tenía que participar en el proyecto, pero por culpa de Castro perdió todo cuanto poseía. Yo no tenía dinero suficiente y pasé toda clase de calamidades. No obstante, logré fundar la central lechera Blahi.
—¿Por qué Blahi?
—Porque la vaquería de la possessió en la que trabajaba mi familia, que era de unos señores, se llamaba Can Blay.
—¡Pero usted añadió una ´h´!
—Al registrar la central lechera Blay, con i griega, que era la intención original, en Madrid me aconsejaron diferenciarme de una conocida distribuidora de películas, por ello puse la ´h´ entre la ´a´ y la ´i´. Ahora, el nombre de la possessió se escribe igual, y me han dicho que mucha gente les conoce gracias a mí.
—Una aventura empresarial arriesgada.
—Lo pasé muy mal pero en verano de 1961 fundé la empresa.
—¿Y su trayectoria política?
—Fui alcalde de Pollença precisamente en 1961, relevando en el cargo al padre de Miquel Àngel March, miembro del GOB. Yo no quería, ni sabía qué era la política ni me sentía político. Ocurrió que un enterrador profanó tumbas del cementerio para sacar marés a fin de hacer tumbas nuevas. En una de ellas estaba la esposa del general Llorente, se enfadó y dijo que había que quitar al alcalde de Pollença. Me conocía por haber estado alistado en aviación y me escogieron. Tenía 31 años y ni idea de política.
—Y usted fue colocado ´reinando´ el régimen franquista.
—Así es, y no me avergüenzo. En la imprenta politécnica de Palma compré un librito de ordenanzas municipales y adquirí unos primeros conocimientos básicos.
—¿Una experiencia única?
—Una experiencia más. Hice muchas modificaciones, no me dejé mandar por los veteranos pero no me gustaba. Prefería dedicarme plenamente a la central lechera. Me sustituyó Tomeu Siquier. Una anécdota: Fraga pudo comprobar in situ durante una visita que una carretera del municipio era estrecha. Años después me dijo que era «astuto» pues no fue coincidencia que esa visita hubiera más carros de lo normal. La ampliaron al cabo de poco tiempo.
—¿Cómo ve la política actual?
—La gente ha perdido la confianza en los políticos, yo el primero. Se lo han ganado a pulso con los múltiples casos de corrupción. Hay algunos honrados pero la mayoría se ha reído del pueblo.
—¿Cuántos litros al día fabricaba su central en Pollença?
—2.000 litros. No había leche suficiente. Hasta que conocí a don Pep Piris. A mí me sobraba mucha mantequilla y él me podía vender leche. El 29 de junio de 1966 me propuso trasladar la fábrica a Campos. Me hizo una muy buena oferta, nos fusionamos y al principio producíamos 7.000 litros.
—Optó por construir su nave.
—En 1972 abrimos la nueva fábrica Blahi, y la cantidad de litros subió a unos 20.000, alcanzando un máximo de 90.000 en 1989. De una veintena de trabajadores a una punta de 90, cerca de 27 repartidores y unos 70 obreros. 20.000 clientes particulares tipo Butano; leche a domicilio. También habilitamos una sala con aforo para unas 200 personas. Pasaron muchos escolares que vieron la película sobre el proceso de fabricación y bebieron Cremacaos. También tuvo éxito la vainilla conocida como lleteta. Asimismo, producíamos nata, mantequilla, café –con materia prima comprada en Colombia y África–, etc. Innovamos con distintos formatos de envases. Una de mis principales referencias era Francia.
—¿Hubo buena conexión Serra-Piris?
—Sí. En 1981 falleció don Pep Piris y se hicieron cargo su hija e hijo. Seguimos igual y nunca hubo problemas. En 1985 Agama compró el 50% de Blahi de la parte de Piris, por 150 millones de pesetas. Y la sociedad pasó a ser Blahi-Agama. Comprábamos muy poca leche de Campos, principalmente de Felanitx, Santanyí, es Llombards… Llegamos a ganar unos tres millones al día. En volumen de ventas, unos mil millones al año. Piris se centraba más en las de Campos.
—Y comenzó la decadencia.
—En 1990. Ya la entrada en el Mercado Común, a mediados de la década de los 80, nos reventó. Claro, vendíamos la leche a 92 pesetas el litro y empezaron las grandes superficies a vender leche procedente de otros países a 60 y 65 pesetas… No perdíamos clientes pero en lugar de comprarnos doce botellas nos compraban seis. Ahora basta ver la leche que se producía y la que se produce en Campos. De unos 100.000 litros se debe haber pasado a 20.000, dudo que se llegue a esta cantidad. Avisé a Piris de que iría directo al cierre, me dijo que estaba loco y le contesté que él posiblemente también tendría que cerrar. Hace unos tres años su fábrica fue demolida y en estos momentos hay una gran superficie comercial.
—Blahi se adelantó. En 1992 puso fin al negocio, no sin vivir ciertos capítulos de tensión, y en su lugar habrá un Mercadona.
—Así es. El desmantelamiento fue progresivo. Yo en 1991 había dimitido como director. Les reiteré que no había otra salida. Planteé un convenio de reparto de la San Miguel y Coca Cola en media isla, pero no fructificó.
—Pasando al ciclismo, patrocinó e impulsó clubes y equipos, y al dirigir las federaciones balear y española liquidó millonarias deudas y conoció a ´estrellas´ como Miguel Indurain y a los reyes Juan Carlos y Sofía.
—Recorrí mucho mundo. Estuve en varias olimpiadas y conservo muy buenas amistades con grandes ciclistas como Miguel Indurain.
—¿Qué opina de Timoner?
—Un verdadero campeón.
—¿Cómo ve el futuro de la leche ´campanera´ y la payesía mallorquina?
—Muy negro. Fatal. Complicado.
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