España: Fin de la cuota láctea: Dinero perdido, miedo a la industria, muchas dudas y ninguna convicción

El temido cambio de sistema llega oficialmente a una España que no parece aún preparada.
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El temido cambio de sistema llega oficialmente a una España que no parece aún preparada.
Tras 31 años de un mismo modelo, la UE pone fin el 31 de marzo al sistema de cuotas lácteas, donde los ganaderos de leche europeos amoldaban sus producciones a la cantidad asignada en cada campaña, para acabar ahora una etapa y comenzar otra que para muchos significan retos e incertidumbres. Hasta ahora cada ganadero ha gestionado sus cuotas, comprando o vendiendo en función de sus necesidades y posibilidades económicas; ahora, un sector atomizado -en el que se promueve la concentración para ser más competitivos en un mercado globalizado y más fuertes en las negociaciones con la industria- se enfrenta a una nueva prueba: adaptarse a un mercado liberalizado. Y lo hace baja varias premisas. La rabia por el dinero perdido en la compra de cuota que ahora ya no vale nada. El miedo a una industria que está presionando con condiciones extremas a los productores. Dudas sobre si realmente esta apertura beneficiará o no a sus intereses, en especial a los pequeños ganaderos.
De hecho, hasta el momento, sólo las administraciones, desde la propia CE hasta los gobiernos autonómicos, pasando por el Magrama, ven con buenos ojos este final de época. Una valoración positiva que se basa más en las perspectivas de negocio que puede, o que debería, crear que en valorar a ciencia cierta la realidad del sector. Por eso, la clave que defienden estas administraciones es que la mejor evolución ante el final de las cuotas pasa, casi obligatoriamente, por la unión, por la creación de Organizaciones de Productores fuertes que sean capaces no sólo de competir, sino de enfrentarse a la propia industria.
El sueño del ex ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, de contar con pocas cooperativas con mucho peso, facturación y producción de carácter supranacional hecho realidad. Pero la realidad es bien distinta. El sector, aunque en desigual forma en según qué CCAA, sigue estando demasiado atomizado y dividido. El miedo tras ver cómo en los últimos años han ido desapareciendo miles de explotaciones ganaderas a su alrededor y la falta de unión en un sistema ganadero que ha nacido de su carácter familiar, más que industrial, juega en su contra.
Como lo hace una industria que sí se ha preparado para esta fecha y que lleva ya muchos meses, por no decir años, preparando el peor escenario posible para los ganaderos. La caída constante y paulatina del precio de la leche, la presunta colaboración entre las empresas, que ha generado la multa de Competencia, y la postura de fuerza que están planteando ahora al sector –que ha llegado a ser calificadas por las OPAs de «leoninas», «ley de la selva», «coacciones», «amenazas»,….– no presenta un futuro esperanzador.
Un futuro que pasa, curiosamente, por la inversión, en un momento en el que muchos ganaderos han perdido cantidades importantes de dinero, gastadas a fondo perdido, para mantener sin multas (y no todos lo han logrado) por una superproducción que ahora, desde el 1 de abril, casi se les exige para ser competitivos. Con el inconveniente añadido de que, además, esa inversión viene acompañada por la citada caída de precios, por la presión de la industria de rebajar sus compras si no acepta sus condiciones y con un panorama del mercado mundial que no es precisamente positivo en estos momentos.
En un mundo globalizado y un mercado globalizado, el libre mercado es el camino que hay. Pero como en tantas otras cosas, en España no se ha preparado bien el terreno y da la sensación de que el final de las cuotas llega si no en el peor momento, sí en uno en el que el sector no está ni tan preparado como debiera ni, lo que es más importante, mentalizado para asumirlo.
http://www.agroinformacion.com

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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