Las organizaciones agrarias manifiestan su decepción ante las medidas de «salvación» propuestas por el Ministerio de Agricultura, centradas en créditos y ayudas.
Decepción e incertidumbre son las notas dominantes en el sector lácteo español, en general, y el gallego, en particular, tras las propuestas realizadas por la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, después de una reunión mantenida en Madrid con representantes de las organizaciones agrarias y de la Interprofesional Láctea (Inlac).
El anuncio de abrir una línea de ayudas, dotada con un presupuesto inicial de un millón de euros, para impulsar la creación de organizaciones de productores lácteos supraautonómicas y la puesta en marcha de una línea de créditos para las explotaciones menos rentables, cuyas condiciones de acceso no se han especificado, no convencen a los ganaderos, que se ven con el agua al cuello, con precios en origen cada vez más bajos.
Sobre los problemas en la recogida de leche, García Tejerina pidió a la industria láctea que haga un «esfuerzo adicional» para que no se quede leche sin recoger en ninguna explotación del país. El encuentro mantenido la semana pasada con representantes del sector también ha servido para analizar la situación general tras el fin de las cuotas lácteas, el pasado mes de abril, y la implantación del nuevo paquete lácteo.
Las nuevas ayudas se integrarán en el Plan de Desarrollo Rural, por lo que las comunidades autónomas deberán implicarse, según anunció la ministra. La iniciativa se incluirá en el Programa Nacional de Desarrollo Rural (PNDR), pero no podrá estar operativa antes de septiembre, ya que dicho plan deberá someterse al Consejo de Estado al contar con financiación de origen comunitario.
Ramón Artime, presidente de la organización Inlac y responsable de ganadería de la organización agraria ASAJA, que también dirige en Asturias, ve la situación «tremendamente complicada», especialmente en Galicia, por los precios bajos que percibe el productor y por la amenaza a la que están haciendo frente algunas explotaciones ante el anuncio de que la industria no les retirará sus producciones. Artime espera que la industria «recapacite» y se dé cuenta de que los ganaderos «son fundamentales». Y que ha mostrado la necesidad de que en España se consignen productos lácteos con mayor valor añadido, se potencie la I+D y se implementen métodos de autorregulación del mercado.
Para COAG, las medidas son «pobres» y solo servirán a largo plazo. Los ganaderos no creen que la línea de créditos a los productores sea la solución para superar la falta de rentabilidad de sus explotaciones. El sector reclama un plan nacional que regule la producción de leche y se mantenga vigilante a los precios del mercado.
La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) exige que las medidas se apliquen con urgencia. Román Santalla, uno de sus miembros, considera que el sector atraviesa la situación más grave en la historia de la producción láctea en España. «Por eso, es necesario un plan de choque urgente, que impida que se que de leche sin recoger, los precios bajos en origen y la pérdida de efectivos ganaderos», señala.
Santalla también reclama que se intervengan los excedentes de leche en España, «si es que los hay».
El final de las cuotas ha puesto a los ganaderos españoles en la compleja tesitura de competir en un mercado libre con los grandes productores del norte de Europa.
La primera consecuencia de la libertad de producción en la Unión Europea ha sido un incremento espectacular de leche en el mercado y el consiguiente desplome de los precios en el campo español.
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