#España: El penúltimo repunte de la leche

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Atrás quedan los años donde Julio y Celsa ordeñaban a mano y daban de comer al poco más de la decena de frisonas que cubrían los campos de pequeñas manchas blanquinegras. A medida que su edad avanzaba, el negocio familiar pasó a manos de su hija más pequeña, María , que vio crecer su explotación al mismo tiempo que mermaban sus ahorros. Hace ahora siete años, María y otros dos vecinos más de la parroquia lalinense de Gresande optaron por asociar sus tres granjas lecheras y luchar contra los problemas endémicos de un sector , el lácteo, que quizás ofrece una de las más injustas recompensas para quien lo sustenta: los propios ganaderos.
Ellos cuidan desde el primer momento una materia prima que requiere un estricto control en calidad , pero también en disciplina. Un sábado es igual que un lunes y un festivo igual que un martes. Pero no solo tiempo es lo que falta, también dinero. «El año pasado fue el más negro de todos, el dinero no llegaba a nada. La producción no alcanzaba para pagar mil euros al mes».
«El año pasado fue el más negro de todos, el dinero no llegaba a nada» Ni mil euros para cada uno pese a producir 75.000 litros de leche al mes . Quien lo explica es Bautista, marido de María , que en los tiempos de vacas flacas meditó aparcar los guantes para siempre. «Pensamos muchas veces en abandonar, pero si cierras te quedan las tierras paradas y tienes que pedirle a un vecino que te las cuide», constata, al tiempo que asegura: «Se tiró de los ahorros muchas veces» . Un pesimismo que aparca por un momento recordando los datos de este año, con una mejoría palpable que sitúa los precios a niveles de 2009. Los últimos cobros en la Sociedad Ganadera de Gresande rondaron los 0,39 céntimos por litro (teniendo en cuenta la prima que reciben por vender una cantidad elevada de leche), si bien a principios de año apenas se alcanzaban los 0,29. Un dato, el actual, que incluso supera la media gallega, situada en el mes de julio en los 0,34 céntimos, según informó hace dos semanas la Xunta.
Pero los costes de producción siguen siendo demasiado elevados y no se espera una bajada a corto plazo, sobre todo si las granjas tienen amortizaciones que cubrir. De hecho, Bautista cifra los actuales en 0,35−0,36 céntimos por litro, y advierte: «No van a bajar de ahí».
«Los productores pierden dinero si la industria paga por debajo de los 0,36 céntimos el litro» Sí se muestra optimista con la previsible subida de los precios en origen este otoño , una situación que vincula a una disminución en la producción mundial de la leche que, en cuanto repunte, traerá consigo una «nueva bajada» del pago a los ganaderos. Por ello, no duda en advertir a los que ahora se deciden «a comprar máquinas e invertir», que éste es un oasis pasajero. Aún así, espera que dicha merma no cruce a la baja la barrera de los 0,36 céntimos, pues a partir de ahí «los productores pierden dinero». «Todo ello si pensamos en explotaciones grandes, porque las pequeñas están desapareciendo», recalca. De hecho, en los últimos diez años, y según informa Javier Nates, el número de explotaciones se ha desplomado desde las 142.000 hasta las 21.500 actuales , y solo en este último trimestre, los expertos apuntan a 177 menos.
El aliento de esperanza los ofrecen los contratos lácteos entre productores e industria , pues por primera vez «el ganadero sabe cómo va a cobrar la leche que vende» y eso, para la Sociedad, que fabrica para Leche Celta , es más que una seguridad. No obstante, las certezas se desdibujan al hablar de futuro, que no es ajeno a los errores del pasado.
El futuro, rentable solo con 150 vacas «Cuando se planteó construir una Sociedad, se quiso hacer entre todos los vecinos de la aldea», pero la idea no prosperó debido, en gran parte, a la desconfianza por deshacerse de lo propio. «Los gallegos somos demasiado individualistas» , puntualiza un Bautista que lamenta la carencia de una gran cooperativa en Galicia que agrupase todas las granjas, es decir, una especie de Central Lechera Asturiana.
Con un pasado siempre mejorable, ahora toca hablar de futuro, y éste pasa necesariamente por un aumento en la materia prima que evite el cierre de unas explotaciones que antaño se endeudaron para alcanzar la meca de la tecnificación. Con 140 frisonas en total, aunque solo 70 en edad de lactancia, Bautista augura, a diez años vista, que solo podrán subsistir las granjas con un ordeño diario de 150 vacas . «Porque los costes siempre van a seguir aumentando», señala.
El porvenir más inmediato enseña también otros dos escollos: el final de las cuotas lácteas en 2015 y una herencia sin destinatario . «La gente joven no vuelve para el campo porque éste siempre estuvo muy desprestigiado en España, mientras que en otros países el agricultor es respetado. Tiene que haber un cambio en la educación «, incide un Bautista cuyos dos hijos no prevén, a corto plazo, tomar las riendas de un negocio familiar que sus abuelos, ahora ya ausentes, forjaron desde la nada.
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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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