España: El cuento del grupo #lácteo

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Lo ocurrido con Alimentos Lácteos tiene algo de cuento de la lechera. La apuesta política del gobierno Feijóo para crear una empresa de base cooperativa que explotara la antigua planta envasadora de Leche Pascual en Outeiro acaba en un rotundo fiasco, con lo que quedaba la plantilla en la calle, cientos de ganaderos sin cobrar y un enorme agujero contable por el que se evaporaron varios millones de euros del erario público en forma de ayudas y avales. Por lo que desvelan los informes concursales, estamos ante la crónica de un fracaso anunciado que la Xunta tendría que ser la primera interesada en esclarecer para después depurar responsabilidades, si, como parece, la gestión fue un desastre de principio a fin.
La Xunta vendió el proyecto de Alimentos Lácteos no solo como una solución al problema generado por Pascual al abandonar la actividad de su factoría lucense, sino como una especie de germen del tan deseado y mitificado grupo lácteo gallego. Durante los primeros meses de vida de la compañía, en medio de una estrategia un tanto errática y con relevos en la dirección, desde la Consellería de Medio Rural se lanzaban mensajes optimistas. Aquella estaba llamada a ser una historia de éxito, frente a los descalabros de intentos anteriores. Ese era el camino para empezar a resolver los problemas de fondo del sector de la leche en Galicia, un ejemplo de cómo una administración seria y responsable se moja para impulsar soluciones empresariales serias en ámbitos estratégicos.
A Feijóo no le ha quedado más remedio que hacer autocrítica. Hace ya un par de meses reconocía públicamente que a veces las peores obras son las que están hechas con las mejores intenciones. El presidente no lo dirá pero seguramente piensa que o la Xunta no tenía información sobre la situación real de Alimentos Lácteos, lo cual sería grave, o, algo aún peor, sabiendo lo que pasaba, siguió inyectando recursos en lo que resultó ser un saco sin fondo. En ambos casos alguien tendrá que dar explicaciones en el terreno institucional o político, más allá de las que por su cuenta recabe la autoridad judicial, (que, por cierto, está en ello).
Ahora bien, en San Caetano deben andar buscando argumentos con los que replicar a quienes les recuerdan que el entonces conselleiro Samuel Juárez, ante la imposibilidad de unificar los dos proyectos, apostó por el experimento de un grupo de cooperativas productoras afín al Partido Popular frente a la otra opción, la que capitaneaba Feiraco, con una base empresarial mucho más sólida y con experiencia industrial. A partir de ahí, se sucedieron los desaguisados y, sin embargo, en San Caetano, decidieron tirar para adelante, sostenella y no enmendalla, en una huida que salda con enormes costes sociales y con el total descrédito de la vieja utopía de un gran grupo lácteo gallego.
Es muy probable que en el futuro, gobierne quien gobierne en la Xunta, asistamos a otra apuesta por crear ese grupo, la enésima. Será seguramente a partir de otra compañía en apuros a la que se intentará reflotar, como se hizo hasta ahora, a base de generosos fondos públicos, y con los pésimos resultados que a la vista están. Parece que nadie escarmienta en cabeza ajena, ni se aprende de los reiterados errores del pasado. Desde el pragmatismo, habría que ir asumiendo que lo que no puede ser es imposible. La actual estructura del sector no lo permite. Que se lo pregunten a los que saben de esto.
http://www.laopinioncoruna.es

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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