La organización agraria COAG ha emplazado hoy a la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) a investigar en Asturias la formación de los precios que las industrias que operan en la región pagan a los ganaderos por sus entregas de leche.
En un comunicado, la secretaria general de COAG-Asturias, Mercdes Cruzado, ha señalado que el sector lácteo asturiano vive una situación de «grave incertidumbre económica», agravada en buena medida por la diferencia de precios de la leche con Europa.
Así, asegura que el precio percibido por los ganaderos asturianos es un 0,20 % inferior al de Portugal, un 5,5% inferior al de Francia o Alemania y un 10.9% inferior al de Holanda.
Esta situación, añade, se está viendo agravada por la continua subida de los costes de producción, de una cosecha de hierba y silo mas escasa que otros años debido a la sequía de la pasada primavera.
A estas circunstancias se suma además, según Cruzado, la falta de ayudas de la Consejería de Agroganadería cuya titular, María Jesús Alvares, anunció en su primera comparecencia en la Junta General la no convocatoria de las ayudas a planes de mejora y primeras incorporaciones a la actividad agraria.
Según la responsable de COAG, en los últimos años los costes de producción y los precios de la leche han evolucionado de forma diferente ya que los fertilizantes han subido un 60,2%, el gasóleo un 50,4%, y el pienso un 34% mientras el precio de la leche está en niveles de hace veinte años lo que ha motivado una caída de renta del 43 por ciento.
«Estos factores -afirma- dibujan un escenario poco alentador para los ganaderos que nos dedicamos a producir leche y para todo el tejido económico que se desarrolla a nuestro alrededor y que da empleo a miles de personas».
Así, Cruzado reclama del Ministerio de Agricultura que no se permita que la distribución francesa y alemana «deje de tratarnos como el sumidero para su producción láctea» y aboga por que la CNC investigue en Asturias la formación de precios como ha hecho en otras comunidades para evitar que la industria «campe a sus anchas pagando precios ruinosos, abandonando rutas de recogida y tratando a los ganaderos como auténticos monigotes».
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