La ‘colocación’ semanal de 5 millones de litros de leche francesa en los supermercados españoles impide que el producto nacional fresco suba su precio. 
La Unión de Pequeños Agricultores no duda en culpar al país vecino de la situación por la que atraviesa el sector, puesto que durante los dos días que duró el boicot a las industrias «200 camiones cisternas entraron desde Francia transportando leche líquida, concentrada o desnatada, sin ningún tipo de control por parte de las autoridades españolas», como indica su secretario de Ganadería, Román Santalla.
El secretario general de Unións Agrarias (que se integra en UPA y cuyo secretario comarcal es Santalla), Roberto García, afirma que las grandes distribuidoras «orquestan una campaña de desmantelamiento» de la producción gallega para poder colocar en España sus excedentes adquiridos en otros países. Así, mientras se consume leche gala o alemana, «cuatro explotaciones lecheras cierran al día en España» apunta Santalla. En solo mes y medio se sacrificaron 7.000 vacas de leche, para no tener que alimentarlas o para conseguir dinero con el que cubrir gastos. Ambos sindicalistas realizan estas declaraciones mientras ayer por la tarde se reunían en Madrid con el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, representantes de la distribución, la industria y la organización Asaja, en la que se integra Xóvenes Agricultores. Precisamente su secretario general, Francisco Bello, acudía ayer en Madrid al cónclave en el que se analizó la crisis del sector y el seguimiento del código de buenas prácticas que suscribieron en octubre. Al encuentro acudieron todos los directores generales del ministerio y, en palabras de Bello, éste «va en la dirección adecuada, pero debe ganar velocidad. Así, se pondrá en marcha un sistema para la venta de leche a través del comercio justo, con el ánimo de abrir y diferentes vías de mercado. Bello urge tanto a la Xunta -que en estos días cerrará sus compromisos con el sector- como al ministerio a que se llegue a un acuerdo nacional «porque no es normal que toda la cadena esté perdiendo dinero y que no se haga nada». Incide en el papel de la Fenil, la federación de las industrias, «metida en un doble juego» ya que en el país operan industrias con capital francés y otras con capital español, que cubren sus déficits de producto comprando leche extranjera a un precio más alto del que pagan a los productores nacionales», recuerda el líder de Xóvenes.
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