El director de Cooperativas Agro-Alimentarias, Eduardo Baamonde, ha valorado que la Comisión Europea, con su propuesta de ayudas de 500 millones para el lácteo, reconoce que el sector tiene un problema y que éste es «grave».
Así lo ha indicado a Efeagro en referencia a la propuesta planteada ayer por la Comisión Europea (CE) de ayudar con la citada cuantía al sector agroalimentario afectado por la crisis, en particular a los ganaderos lácteos, a través de un conjunto de medidas que se podrán empezar a aplicar «con carácter inmediato».
Baamonde ha asegurado que existe un problema coyuntural en la Unión Europea y, en el caso de España, de otros países del sur y de nuevos Estados Miembros, incluso «estructural», y que para ambos deben arbitrarse medidas de apoyo adecuadas del Ejecutivo comunitario.
Ha recordado que muchas explotaciones ganaderas «están en una situación insoportable», pero que no hay un instrumento de regulación de mercados, ni una red de seguridad en la Política Agraria Común (PAC) para contrarrestar la volatilidad de precios actual.
El sector en España, Portugal, Francia o Italia reivindica que se incrementen los precios de intervención, aunque sea de forma temporal, más aún cuando las ayudas propuestas por la Unión Europea (UE) podrían ser insuficientes para ayudar a los ganaderos en el corto plazo a recuperar la rentabilidad que han perdido, ha apuntado.
En el caso de España, «debemos reconocer que el problema es, además, estructural, y deben adoptarse medidas a medio y largo plazo», como la concentración de la oferta, ya que hay todavía muchos ganaderos no organizados que venden directamente a la industria o a intermediarios, en situación «muy vulnerable».
También son numerosas las pequeñas cooperativas que no han dado el paso de la transformación lechera, ha señalado.
En su opinión, se necesita la fusión o concentración de las cooperativas para constituir grupos con dimensión relevante en el mercado, como ocurre en otros países, con capacidad transformadora.
Ha defendido que «se cierre la reflexión» sobre los desequilibrios existentes en la cadena alimentaria actuales, una vez que todo el mundo es consiente ya de que esto ocurre, y que se adopten medidas para acabar con «las situaciones de abuso».
De igual modo, ha reclamado que el paquete lácteo también llegue a la última fase de comercialización de la leche y se exija la contractualización entre industria y la distribución minorista, que redunde en la estabilización de este sector.
A su juicio, una parte de la gran distribución continúa realizando prácticas como las «subastas a ciegas» y, en consecuencia, estos operadores «trabajan sin contrato y sin una visión a medio y largo plazo con sus proveedores».
Según Baamonde, en el seno de la interprofesional láctea (Inlac) están trabajando en una campaña de sensibilización a los consumidores para que éstos «sean conscientes de que puedan contribuir a la sostenibilidad o no de este sector y de un tejido productivo extremadamente sensible a las oscilaciones de los precios».
La etiqueta de «productos lácteos sostenibles» acordado en su momento debe revitalizarse, en opinión de Baamonde, así como «revisarse, hacerla más exigente y comprobar su estricto cumplimiento».
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