La empresa Armengol, de Gurb, abre su quinta lechería en Barcelona y ya suma 20 tiendas en Catalunya | La empresa familiar, fundada en 1955, factura 4,2 millones de euros y emplea a 36 personas La empresa de productos lácteos Granja Armengol, fundada en Gurb (Osona) en 1955, ha inaugurado una nueva lechería en Barcelona, sumando así cinco establecimientos en la ciudad, un total de veinte en Catalunya. «Queremos seguir creciendo y no descartamos nuevas aperturas», explica Joan Pujol, hijo de los fundadores, Montserrat Massaguer y Ramon Pujol.
Los orígenes de Granja Armengol se remontan a los años cincuenta cuando Ramon Pujol repartía la leche de la granja en Vic, hasta que en 1955 abrió la primera lechería en la Rambla de la capital de Osona. A partir de ahí vieron la necesidad de ampliar la oferta y además de la leche, empezaron a elaborar mató (requesón), nata, flanes y yogures, y otros productos «que nadie más produce», como requesón o cuajada desnatados.
Granja Armengol elabora productos totalmente artesanos, sin intermediarios, y consigue recuperar el espíritu de las lecherías de antes, que servían la leche cruda, sin previa ebullición. En la actualidad, Granja Armengol obtiene la leche de sus vacas, la hierve a 85 grados durante 20 segundos, la deja enfriar, y el envasa, un proceso que para Joan Pujol, «permite conservar las propiedades y mantener el gusto auténtico de la leche». «Es nuestro producto estrella, y como al día siguiente la repartimos, no perdemos días de caducidad».
«Nuestros clientes ya saben que el lunes elaboramos los flanes y el martes los pueden comprar recién hechos, o que el martes elaboramos yogures y requesón», explica Pujol, que junto a su madre Montserrat están sorprendidos de la buena acogida de sus productos.
Granja Armengol, con unas ventas de 4,2 millones y una plantilla de 36 personas, tiene 20 tiendas repartidas por Catalunya (Manresa, Manlleu, Taradell, Tarragona, Mataró, Sant Cugat, Reus, Sabadell y Mollet del Vallès) y cuenta con más de 150 referencias de leches pasteurizadas, yogures, quesos, cremas, mantequillas, batidos y requesones. «Nuestra calidad se debe a la pureza y frescura de la leche, obtenida de la vaca un máximo de 24 horas antes de ser envasada o utilizada para la fabricación de los lácteos», dice Pujol.
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