#España: 120 ganaderías cierran cada año

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La comarca ha pasado de tener 3.720 explotaciones en 2001 a las 2.479 con las que cerró el pasado año
La fisonomía del medio rural asturiano ha cambiado en la última década y la comarca oriental no es una excepción. Los nuevas exigencias del mercado y de las normativas de calidad impuestas por los gobiernos y la Unión Europea han obligado a las ganaderías a afrontar un proceso de modernización y crecimiento que ha supuesto que buena parte de ellas optasen por cerrar, mientras que las que han permanecido abiertas han tenido que afrontar importantes ampliaciones e inversiones económicas para seguir siendo competitivas.
En el caso de la comarca -incluido el concejo de Colunga- en los últimos diez años ha pasado de contar con 3.720 explotaciones que estaban dadas de alta en el registro de la Consejería de Medio Rural (actual Agroganadería) en el 2001 a las 2.479 con las que cerró el pasado 2011, últimos datos oficiales facilitados por el Principado y publicados por la Sociedad Asturiana de Estudios e Industriales (Sadei). Esto supone que una de cada tres ganaderías de las que existían en el Oriente hace diez años han echado el cierre.
Pero los datos oficiales desvelan otras realidades de la ganadería comarcal. Por un lado el número de cabezas de vacuno también se ha reducido en estos últimos diez años aunque en una proporción mucho menor a la de las ganaderías. Concretamente los concejos orientales en su conjunto han pasado de contar con un total de 84.467 unidades bovinas a las 74.656 de la actualidad, según las últimas cifras oficiales. Esto supone que ha habido una reducción del 11,7%, mucho más pequeña que la del 33,3% que han experimentado las ganaderías. De este dato se desprende que las explotaciones comarcales que permanecen abiertas, al igual que ha pasado en la mayor parte de la región, han aumentado su dimensión tanto en cabezas de animales como en producción; un extremo que confirman también los profesionales y portavoces de este sector en el Oriente.
Otro aspecto llamativo en este proceso de reconversión que ha vivido la ganadería de la comarca es que las explotaciones que han permanecido abiertas se han decantado por la ganadería de carne en detrimento de la de leche, como demuestra que 2.214 de las 2.479 ganaderías del ala Este de la región, un 89,3% se dedican en exclusiva a este tipo de producción.
De hecho la comarca ha pasado en estos diez años de tener una cuota láctea de 64.040 toneladas al cierre de 2001 a las 51.597 toneladas con las que cuenta en la actualidad, lo que supone una caída del 19,5%. Lo cierto es que la producción láctea de la comarca no alcanza ni siquiera una décima parte de la que tiene autorizada el Principado (616.666 toneladas) y que en la actualidad hay concejos como el de Ponga o Amieva en los que ninguna de sus explotaciones producen ya leche para su puesta en el mercado.
Explicaciones de este giro hacia la carne pueden ser la propia orografía montañosa de la comarca, más propicia para las explotaciones de aptitud cárnica, las cuales tienen unos menores gastos de producción ya que los pastos locales son una gran fuente de alimentación para este tipo de animales, mientras que el ganado lácteo precisa de forraje que contenga otro tipo de compuestos para que las vacas produzcan la mayor cantidad de leche posible y así la explotación sea rentable.
«En los últimos diez años no bajó tanto el número de animales pero sí se cambió la actividad de leche por la de carne», explica Juan Antonio Ruenes, de la junta ganadera de Llanes, quien señala que la ganadería de leche «está más especializada, es más empresarial». Ruenes lamenta que los profesionales dedicados al sector lácteo «estamos cobrando por nuestro producto lo mismo que en los años noventa, pero con la diferencia que en este tiempo han subido mucho los costes de producción, en especial el gasoil y los forrajes que han doblado su coste en dos años». Ruenes asegura que «la mayoría de los ganaderos de leche estamos en pérdidas, atravesamos el peor momento para esta actividad y como el Gobierno no tome medidas contra la especulación no sé que va a pasar»
Respecto al cambio que ha experimentado el sector ganadero en esta última década en la comarca, el llanisco recuerda que «antes en los pueblos casi todas las casas tenían ganado aunque pocas cabezas. Ahora esos animales los hemos absorbido las explotaciones que seguimos abiertas porque en cuota láctea, al menos en Llanes, tampoco se ha perdido tanto». Este ganadero añade con un punto de orgullo que «en Llanes aún podemos presumir que casi tenemos una vaca por habitante, somos un sector prioritario que hay que mantener porque damos de comer a la gente y se nos tiene que cuidar. Si nos dejan desaparecer cuando haya que traer los productos de fuera habrá que pagar el precio que nos impongan los extranjeros».
Concejos lecheros
Por municipios, los dos con mayor número de explotaciones y cabezas de vacuno son Piloña y Llanes. El primero cuenta con 590 ganaderías y 13.352 vacas, mientras que el segundo tiene registradas 379 explotaciones y una cabaña de 13.527 cabezas bovinas. Ambos municipios son también los que cuentan en la actualidad (junto a Colunga) con un mayor número de explotaciones lácteas y con una mayor cuota lechera: 13,352 toneladas en el caso de Piloña y 13.527 en el de Llanes.
Por contra concejos como Amieva, Ponga, Onís, las dos peñamelleras o Cangas de Onís -este último en menor grado- se han decantado casi por completo hacia las ganaderías de aptitud cárnica. Y es que, además de ser un tipo de explotaciones con unos menores costes de producción , la existencia de una marca de calidad como la IGP Ternera de Asturias que ampara este tipo de producción da un punto confianza a los productores en lo que a la puesta en el mercado de esta carne se refiere. De hecho, según indicó Valeriano Remis, presidente de la IGP Ternera de Asturias, «en torno a 1.200 de los 5.200 ganaderos» que trabajan con esta marca de calidad están asentados en la comarca.
«El ganado de leche es más esclavo. Cada vez tenemos que trabajar más y tener más cabezas para ganar lo mismo que hace diez años. Los ganaderos de carne, en cambio no tienen tantos costes de producción», sostiene Armando Gutiérrez, presidente de la junta ganadera de Cayón, en Piloña. Gutiérrez apunta que en el cambio que han experimentado la ganaderos de la comarca en la última década hay varios contrastes. Por un lado señala que cuentan con una serie de mejoras y comodidades de las que no disponían hace una década; pero, por contra, su nivel es cada vez más distante del de otros sectores de la sociedad. «La gente que vivimos del campo vivimos mal. Además los jóvenes se han marchado y no hay relevo. La de ganadero es una actividad que la tienes que mamar desde niño. Y además las únicas facilidades que tenemos son las ayudas porque los lobos y los jabalíes nos dan por todos lados», asegura.
Pueblos sin animales
Por su parte José Antonio García Álvarez, regidor de pastos de la Montaña de Covadonga, indica que en los últimos años el sector ganadero ha tendido a profesionalizarse y las ganaderías que han permanecido en activo son más grandes. «El que quiere ser ganadero ahora tiene que tener muchas cabezas. Antes el que tenía 20 animales tenía muchas y ahora, por ejemplo en mi caso, tengo cerca de 400 vacas», explica García Álvarez, quien también añade que «hay pueblos como el de Gamonéu donde bajó mucho el número de animales, mientras que en otros, como puede ser Mestas de Con, sigue habiendo un número similar de cabezas aunque en manos de menos gente».
El regidor de pastos de la Montaña de Covadonga afirma que en las zonas de montaña, como es el caso de la mayor parte de la comarca oriental, el vacuno de leche «no tiene futuro», aunque apunta que los pastos demasiado elevados tampoco son los óptimos para las vacas.
Un aspecto curioso que cuenta este ganadero es que, como consecuencia de la crisis económica, parte de la gente que abandonó la actividad para ponerse a trabajar en la construcción cuando ésta estaba en auge, está replanteándose volver a sus orígenes y reabrir sus antiguas explotaciones. Por lo que si la situación económica actual se prolonga en el tiempo, es posible que facilite el tan necesario relevo generacional que permita a la región mantener la actividad ganadera y, con ella, a la población en el medio rural.
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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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