El pueblo que se convirtió en queso

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Idiazabal convive sin estridencias con la etiqueta de ‘cuna del queso’
Su pequeño museo, el más exitoso de Goierri, recibió en marzo 400 visitas
idiazabal. Cuentan que, hace algunas décadas, cuando la N-I todavía pasaba por el casco urbano de Idiazabal, los pastores de la zona ponían sus puestos al borde de la carretera para vender los quesos que elaboraban en sus majadas y caseríos. Muchos transportistas y viajantes que pasaban por el municipio goierritarra, a los pies del puerto de Etxegarate, sucumbían a la tentación de adquirir aquellos alimentos de intenso sabor. Y así fue como, poco a poco, el nombre de este pueblo fue adquiriendo fama entre los amantes del buen comer.
Hasta que, hace 25 años, su nombre fue elegido por la Denominación de Origen que iba a agrupar bajo un mismo sello de calidad a parte de los quesos que se elaboraban en la Euskal Herria húmeda. Idiazabal sellaba así su unión con un sabor, un aroma y una textura muy concreta. Con un manjar lácteo que con el tiempo ha ido adquiriendo importancia y renombre más allá del País Vasco. Pasear por sus calles y charlar con sus gentes basta para percibir la actualidad de ese nexo.
visitantes catalanes Sábado al mediodía en Idiazabal. Los puestos que lucirán hoy llenos de alimentos en la XV edición del Gazta Eguna ya han sido montados diligentemente. Algunos voluntarios apuran los últimos detalles de la organización, mientras que en la carnicería Luis Mari de la calle Mayor, Luis Mari Goia y Eva Iriberri atienden a algunas clientas. «Antes -recuerda el carnicero- muchos representantes que llegaban a las empresas de los alrededores, entraban para llevarse unos quesos antes de marcharse».
Ahora, en cambio, son los turistas quienes se interesan por este producto. «Sobre todo los catalanes», afirma Iriberri. Cuando llegan a Idiazabal, según apunta, «creen que todo el mundo se dedica al pastoreo en el pueblo». En caso de que los visitantes quieran profundizar en sus conocimientos sobre la elaboración del citado alimento, desde la carnicería se les indica el camino hasta el museo o la quesería Aranburu.
¿Y los idiazabaldarras? ¿Son grandes consumidores de lácteos? Luis Mari Goia cree que sí, que se come bastante, pero que casi todos compran directamente a los pastores. «Aquí todos tenemos algún tío, hermano o vecino que tiene ovejas y que elabora para los de casa», explica.
Como vendedor cercano al sector, lo que sí observa el carnicero es que «han mejorado mucho las condiciones de vida» de quienes se dedican a cuidar los rebaños y a elaborar queso. Goia, nieto de un pastor, considera que la creación de la Denominación de Origen ha servido para dignificar la profesión.
Tal y como deja entrever este matrimonio de carniceros, los idiazabaldarras tratan de convivir con naturalidad con la brillantez de su etiqueta quesera. El turista probablemente se dé cuenta de que las tiendas de souvernirs y de productos artesanales brillan por su ausencia aquí, muy al contrario de lo que ocurre en otros enclaves ligados a algún alimento -uno se acuerda inevitablemente de los sobaos pasiegos, del pimiento de Ezpeleta o de las galletas bretonas-. Un panorama diferente para quienes esperen zambullirse en la cuna del queso.
dos queserías Idiazabal no solo vive del queso, tal y como demuestran potentes firmas empresariales como Ampo o Jaso, asentadas en el municipio. Aunque a algunos les resulte extraño, en el municipio solo existen dos productores adscritos a la Denominación de Origen: Ander Barandiaran, del caserío Gaztainaditxulo, y los hermanos Aranburu, quienes han cosechado muchos premios en los últimos años, entre ellos la preciada txapela de Ordizia.
Pero no hay duda de que el pastoreo y la elaboración de queso tiene gran arraigo en este txoko de Goierri, a medio camino entre las sierras de Aralar y Aizkorri. «El buen nombre de nuestros productos y la relación con el pastoreo viene de antes. Siempre ha habido muchos pastores aquí», constata el joven Miel Mari Imaz, que ejerce de speaker en el Gazta Eguna que a buen seguro volverá a atraer a cientos de personas.
Este idiazabaldarra recuerda que el documental de Jon Maia sobre el derecho de autodeterminación, auspiciado por el colectivo Nazioen Mundua -con origen en Idiazabal-, se denominó Gazta zati bat (Un trozo de queso). Precisamente ayer se proyectó la cinta en el municipio goierritarra, antes de su próximo estreno en los cines. Tampoco se puede olvidar la notoriedad adquirida por la marca de calidad, tal y como bromea Imaz, sobre todo desde que en una heladería de Donostia ofrecen «helados de queso Idiazabal».
estatua Sus tesis se confirman al observar el monumento al pastor levantado en la plaza Mikel Deuna, al lado de la iglesia de San Miguel. Artzantza danez gure herriko izen onaren sustraia (El pastoreo es la raíz del buen nombre de nuestro pueblo) arranca el bertso colocado al pie de la estatua, inspirado en la figura de un pastor idiazabaldarra que porta un corderito entre sus manos, siempre acompañado del perro guardian del rebaño.
Otro apreciado pastor y elaborador de quesos, Domingo Goiburu, murió recientemente en su caserío. Todos los vecinos consultados por este periódico mencionan su nombre durante la conversación. Señal de que se trata de un oficio respetado entre los idiazabaldarras. «Solía venir bastante aquí. ¡Y hacia un queso de categoría!», ensalza el bodeguero de la Asociación de Jubilados, Jose Inazio Matxain, a la vez que muestra unas fotografías que cuelgan en la casa de Cultura. Entre ellas, una imagen de Goiburu, en el homenaje que se le brindó en el Gazta Eguna del año pasado.
400 visitas No muy lejos de la sede donde se reúnen los jubilados, un vistoso cartel avisa de la cercanía del Centro de Interpretación del Queso Idiazabal. Un pequeño museo que se ha convertido en epicentro de la divulgación de este manjar lácteo y que puede presumir de ser el más frecuentado de Goierri. Solo en marzo recibió unas 400 visitas.
Mientras atiende a las personas que se acercan al museo, Eli López de Munain afirma que la mayoría llegan desde Bizkaia y de Gipuzkoa, seguidos de catalanes y madrileños. Estos últimos «sí han oído hablar» del queso Idiazabal, pero «no conocen» las características del producto, si está elaborado «con leche de vaca o de oveja», por ejemplo. También hay quien hace una parada en el camino con el único objetivo de comprar un queso. En el momento de la entrevista, visitan el museo varios amigos de Sesma (Navarra), con sus familias, y un matrimonio argentino llegado desde Villamaría de Córdoba, un municipio cercano a la centenaria villa de Idiazabal, en Argentina. Igual que antes con la N-I, los idiazabaldarras siguen dando la bienvenida a quienes pasan por sus calles. Sean de donde sean, porque son un pueblo de paso. «La semana que viene llega un grupo de japoneses», apunta López de Munain.
http://www.noticiasdegipuzkoa.com

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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