El expectante momento lechero

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Nueva realidad en precios, mercados y capacidad industrializadora del país les plantean desafíos a los productores.
Hernando Cortés dice ser un productor optimista. Tiene su campo en Angol. Su lechería genera al año algo más de cuatro millones de litros, pero, a diferencia de lo que ocurre en su zona, en que lo corriente es usar silo maíz para alimentar a las vacas, Cortés utiliza básicamente el pastoreo, a la usanza osornina, dice.
Claro que no se casa con un tipo de modelo. Considera que cada cual decide cómo quiere enfrentar la producción.
“En el fondo, todos los sistemas son buenos en la medida que se hagan bien”, señala. Pero el pastoreo le gusta porque es de bajo costo.
Cortés considera que su negocio vive un momento expectante.
“Yo veo que las perspectivas son excelentes. Encuentro que está todo bueno en este momento, lo que falta es que llueva un poco. Nunca en los 40 años que llevo en esto habían estado mejor las cosas”, señala.
Un poco más cautos están los dirigentes. Edgard Zwanzger, presidente de Aproval, la Asociación de Productores de Valdivia, encuentra preocupante la baja en el precio internacional de la leche, reflejada en los remates de Fonterra, el gigante lechero neozelandés.
“Ha bajado bastante la leche afuera. Eso nos preocupa, pero el mercado interno ha respondido y hay un precio mucho mejor por parte de las empresas. No ha habido movilidad, sino una tarifa plana que no es tan esperanzadora, ya que en este período, a entrada de invierno, nos daban un valor un poco mejor, porque el productor incurre en mayores gastos. Esperamos que la industria aquilate esto y mantenga el precio y dé un bono invierno, ya que en el contexto nacional el precio a consumidor ha subido”, plantea.
Pese a las visiones contrastadas, a nivel general se advierte que la actual y creciente demanda por alimentos -pese a los altibajos actuales de precios-, y el aumento de la capacidad industrial instalada, en la que se ha venido invirtiendo fuerte en los últimos años, ponen a este negocio en una situación única. Para donde se dirija la vista se encuentra que todo es nuevo: mercados, precios y, sobre todo, la situación particular chilena.
¿Qué factores están influyendo en este especial panorama lechero?
La gracia de los TLC
Algo nuevo está ocurriendo con el precio interno de la leche en Chile.
En el mercado internacional viene bajando entre 3 y 8% este año y ya cayó por debajo de los 3.000 dólares la tonelada de leche en polvo entera. Pero en Chile se está pagando a productor como si el valor internacional siguiera cercano a los US$ 4.000.
El precio de la leche a productor ha mantenido en los últimos 12 meses una marcada estabilidad cercana a los $200 por litro, incluso en el período primavera verano -el de mayor producción-, algunas procesadoras aumentaron levemente su precio de compra. Esto, a pesar de que, a fines de 2011, los precios de los principales commodities lácteos en el mundo mostraron una leve pero sostenida caída, situación que se agudizó en los últimos dos meses, en que marcó US$ 2.800 la tonelada, muy lejos de los US$ 4.000 de hace un año. Esto se manifestó también en la leche descremada y los quesos, que disminuyeron incluso en mayor proporción.
¿Por qué el precio de la leche en Chile a productor no ha reflejado esa baja?
Según analistas del sector, lo que ha ocurrido es que los precios efectivos con que Chile está exportando son significativamente superiores a los que indican para el mercado internacional el Usda o el Global Dairy Trade. La razón de esto está en las importaciones crecientes de Brasil y Colombia, mercados que se volvieron deficitarios, y en la ventaja que le proporcionan al país entrar con sus productos lácteos con cero arancel, gracias a los tratados de comercio firmados. Eso le da una diferencia respecto de los principales abastecedores mundiales, como Nueva Zelandia, Australia y la Unión Europea, que tienen que pagar impuestos iguales o superiores al 20%.
Los expertos señalan que, mientras se mantenga esta demanda latinoamericana, Chile enfrentará un precio superior al del mercado internacional; sin embargo, remarcan que la baja de las últimas semanas podría afectar los precios de exportación de Chile, pero eso no significa que se vaya a caer al nuevo valor internacional, sino que estarán cercanos a US$ 3.500, si en el mercado internacional se estabilizan en US$ 2.800 a US$ 3.000.
¿Cuándo podría terminar esta situación? Cuando Brasil deje de ser deficitario.
A marzo de 2012 se han importado casi 74 millones de litros y se han exportado 122 millones de litros, según datos de Aduanas.
mayor consumo
El comentario en el sector es lo firme que está el mercado interno.
Es uno de los factores del buen momento y mucho se atribuye al mayor poder adquisitivo. Se calcula en 10 por ciento el crecimiento, lo que lleva a un consumo per cápita cercano a 140 litros por persona al año.
“Hay un fuerte dinamismo, el cual de acuerdo al índice de ventas interno, elaborado por Sofofa, registra en febrero un aumento de 32 por ciento respecto del mismo mes del año anterior. Este comportamiento también se evidencia en la trayectoria de los precios, los cuales en el mercado interno muestran estabilidad durante los últimos doce meses”, señala Eduardo Schwerter, presidente de la Federación Nacional de Productores Lecheros.
Las señales de la industria
El mercado de la compra de leche muestra ahora una situación muy competitiva, esto porque hay una capacidad ociosa muy relevante en el país. Se calcula que para la producción de leche en polvo, la nueva planta de Nestlé en Osorno aumentó a seis millones 680 mil litros la capacidad diaria de proceso del país. Eso corresponde a 50% de aumento. En quesos también ocurre lo mismo, con la nueva planta de Colún, la capacidad sube 30%.
Además, las empresas están lanzadas al mercado externo, con Soprole -que construyó también una torre de secado hace un par de años- y su estrategia de exportación colocando queso y leche en polvo a altos precios. Nestlé como número uno en embarques que aumentó su capacidad de proceso en 30 mil toneladas para abastecer a sus filiales en Latinoamérica. Colun que está terminando de construir una enorme planta nueva de quesos y Watt’s que terminó de levantar otra torre hace un par de años.
Eso da como síntesis, un sector industrial preparado para el desafío exportador -este año el récord podría ser de US$ 243 millones-, al revés de lo que ocurrió a comienzos del año 2000 en que sobraba leche y la industria no había hecho las inversiones.
Esta reacción del sector procesador plantea un nuevo escenario, ya que la nueva capacidad instalada hace que la leche como producto primario sea ahora escasa. Eso ha obligado también a pagar precios límite.
Producción dispar
Pese a la caída de la producción, a raíz de la sequía en diferentes zonas del país, y la recuperación que se aprecia a partir de marzo, con 10% de aumento según datos de la industria, en el país se aprecia que las lecherías crecen a ritmos muy diferentes.
Por ejemplo, según informes de Todoagro, las lecherías de peor desempeño en Llanquihue en 2010 tuvieron un margen por hectárea de 88 mil pesos y el año anterior perdieron $258.000/ha, mientras que los mejores en esa misma área consiguieron $1.316.000/ha. Se estima que los resultados del 2011 son iguales o levemente superiores.
Lo que ven los analistas es que el crecimiento que se aprecia es también una suerte de tendencia a la concentración también en lo productivo, con la entrada de grandes grupos de productores, Ancali en Los Ángeles y Manuka en Osorno, llevan el estandarte.
“Este no es un momento de bonanza, sino más bien uno en el cual el negocio, en muchos casos, se encuentra con números azules, pero existen también productores que están viendo una situación bastante afligida, debido a que se trata de una actividad muy demandante de insumos. Eso hace muy difícil realizar todas o las grandes inversiones necesarias; sin embargo, para mantenernos vigentes en este negocio, debemos desarrollar, en general, un proceso de mejora continua, lo que implica estar efectuando constantes inversiones”, señala Eduardo Schwerter, presidente de Fedeleche.
Schwerter plantea que en el sector están siempre cuidando los costos y tratando de hacer una gestión eficiente, y admite que se está dando una concentración en grandes lecheros.
“Efectivamente existen productores que están atravesando por un momento afligido en su situación económica, como consecuencia de su estructura de costos y los precios de su producto… La tendencia hacia el crecimiento en el tamaño de las explotaciones es una realidad en nuestro sector, que surge por una necesidad de diluir costos, transformándose en un negocio de volumen, razón por la cual todos estamos haciendo esfuerzos por crecer. Con esto no me refiero a que en la actividad lechera no haya espacio para los pequeños productores; al contrario, pequeños, medianos y grandes tenemos que aportar a potenciar nuestro sector, pero aquel que no pueda crecer por sí solo, debe buscar la asociatividad que se lo permita”, señala.
La mirada de los productores
Cuidado de los costos
La mayoría de los productores se preocupa de sus costos, sólo que podemos apreciar distintos niveles de “intensidad” en esta preocupación, que están determinados por el nivel de capacitación, el tamaño de la explotación el acceso a herramientas tecnológicas, entre otros factores.
Mejor gestión
Algunos productores la tienen implementada en sus explotaciones, muchos participan en centros de gestión como una forma de poder llevar con claridad sus números y poder tener elementos de comparación con otros productores.
Mercado competitivo en la compra
No es completamente cierto que los productores se puedan cambiar a donde les paguen más. A pesar de las buenas condiciones actuales, aún existen ciertas rigideces en el mercado, lo que no hace factible que cualquier productor se pueda cambiar de planta en el momento que quiera. Como Fedeleche siempre hemos manifestado que si bien podemos haber avanzado, es necesario introducir un nivel mayor de transparencia en el funcionamiento del mercado.
Recuperación de precios
A nivel internacional se aprecia una disminución en las cotizaciones de los principales productos -leche en polvo, queso, mantequilla y suero-, lo que estaría explicado por un desbalance coyuntural entre la oferta y la demanda, acentuado por las expectativas y especulación de los agentes que intervienen, basados en el aumento en la producción de importantes países como Estados Unidos, Australia, Nueva Zelandia, Argentina y Uruguay, sumado a las estimaciones de una tasa de crecimiento para China menor a la proyectada. La actual coyuntura de precios debiera retomar su equilibrio en los próximos meses. Por lo tanto, la gran fortaleza en el mercado interno, los menores niveles de producción en los primeros meses y que hoy muestran una tendencia a la recuperación, junto a estimaciones de una recuperación en los precios internacionales esperada para los próximos meses, permiten pensar en que debiéramos esperar un comportamiento bastante razonable en los precios, y en el mercado en general, para los próximos meses, alejado de los augurios prematuros de algunos que indican ajustes en los costos de producción del sector industrial, que podrían afectar el valor de compra de la materia prima.
Muchas tareas en el campo
El productor lechero Fernando Cortés lo primero que aclara es que no es ejemplo para nadie y que muchas de las cosas que propone recién las está intentando llevar a la práctica en su campo. Pero no por esa aclaración dejan de ser relevantes:
Parte de la premisa que todo se puede hacer mejor, comenzando por producir muchas más toneladas de materia seca por hectárea de pasto. “Lo más fácil siempre es emprenderlas contra el precio, pero no es el único factor”, dice.
Entre las diferencias entre una gestión y otra, menciona la edad del parto de la reposición, como factor principal. Es muy distinto que las vaquillas estén pariendo a los 24 meses con 600 kilos, que a los 36 meses con 600. “Es el doble mejor, el doble más barato o más caro, según como se mire”.
Otro aspecto es el alto costo del concentrado. Propone bajarlo usando máximas cantidades de maíz húmedo, porque se compra a $100 y no a $200 como el comercial. En su zona el maíz sale húmedo y lo mejor sería no secarlo porque sale caro, entonces mejor guardarlo tal cual.
“Uno tiene que vender lo que su campo es capaz de producir y no hacer una cosa tan racional desde el punto de vista de la nutrición”, señala.
La idea es ofrecerles a los animales productos de bajo costo y tener volumen adecuado para solventar los gastos fijos. En lo laboral plantea que hay mucho que hacer en Chile. Pone el ejemplo de las lecherías neozelandesas, en las que tres a cuatro personas ordeñan 800 vacas.
Respecto de la legislación laboral, propone libertad para ponerse de acuerdo con sus trabajadores. En Nueva Zelandia se funciona mucho con 9 días continuos y 3 libres, en Chile, dice, lo más que pueden trabajar son 6 días continuos por uno de descanso.
Y también se plantea frente a la necesaria asociatividad. El ejemplo que pone es de cuatro lecheros que se unen y se dividen las actividades. Uno hace todo lo que tiene que ver con los vacas en producción, otro ve la crianza y los restantes producen los alimentos. “Al final hay pega para todos”, dice.
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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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