La zonificación lechera del país dejó por fuera a una buena parte de Santander donde la leche que se produce es superior a la de muchas regiones de la llamada Zona A.
En la Mesa de los Santos, Piedecuesta, San Gil, Socorro, Rionegro y en la provincia de García Rovira, hay ganaderías especializadas que trabajan con ejemplares de alta genéticas y con razas que producen una leche con altos contenidos en proteínas, grasa y sólidos totales.
Además, poseen sistemas de ordeño mecánicos, protocolos de sanidad, excelente alimentación y buenas prácticas de manejo.
Sin embargo, ese litro de leche tiene el mismo valor que uno producido, por ejemplo, en Santana, Magdalena, que se obtiene a través de un ordeño manual en condiciones no muy higiénicas y que es producido por un animal no poco caracterizado para la producción lechera.
Lo anterior responde a la zonificación en la producción lechera del Ministerio de Agricultura que dividió en dos al país: A y B.
Por estar en la Zona B, a Santander se le castiga con un 10% menos del precio que la A, lo que a juicio de Carlos Enrique Castillo Mantilla, productor en su finca Loma Verde, es una injusticia mayúscula, pues en esta región hay ganaderías que incluso producen leche de mejor calidad que en la Sabana de Bogotá.
“Es increíble y de paso desestimulante, pues contrario a ser premiados, somos castigados en el precio por trabajar con alta genética en pardo suizo y jersey, ejemplares que son calificados en el mundo como productores de leche de alta calidad”, agregó.
Castillo Mantilla expresó que a pesar de que la leche que produce tiene 3,3 de proteína y 3,8 de grasa, que son parámetros de alta calidad, se la pagan a $860 pero le incrementan a $920 el litro por meterla a un tanque de enfriamiento. En la Zona A, ese litro se paga entre $1.200 y $1.300.
Según Sergio Rey Mantilla, del predio Tierra Buena, para mejorar aún más la calidad de la leche que se produce en el predio, realizó una inversión de $18 millones en un tanque de enfriamiento.
“Los ejemplares en producción son especializados y puros de las razas pardo suizo, jersey y ayrshire; y trabajamos con semen sexado de los mejores toros del mundo… pero ¿para qué? Como reconocimiento a ese esfuerzo e inversión, nos pagan el litro a menos precio por ser Zona B”, agregó.
A su juicio en la Zona A se tiene un alto volumen de leche mas no de calidad, ya que la mayoría de los ejemplares que trabajan son holstein.
Caso insólito
En sanidad bovina, la provincia de García Rovira es envidiable para el resto del país. Esa cuenca lechera ha sido certificada por el ICA como libre de aftosa y brucelosis. Y para terminar, se buscará una certificación para ser libre de tuberculosis bovina.
Es decir, tendrá un diploma de excelencia sanitaria; sin embargo, está en la zona B, lo que conlleva que la leche que se produce en esa región (de gran calidad pues la mayoría viene de la raza normando) se pague 10% menos que en otras regiones del país situadas en la zona A.
Un directivo de Lácteos Rovirenses, empresa que acopia 33 mil litros diarios, estima que debería pagarse igual, ya que el producto es de gran calidad.
“Ese 10% menos conlleva pérdidas muy grandes para esta empresa, las cuales en determinado momento incidirán sobre su viabilidad económica”, agregó.
Un ejemplo
Una ganadería especializada de Santander produce 7 mil litros diarios. Sus inversiones en tecnología y genética son muy altas, al punto de que es estimada como una de las empresas lecheras más sobresalientes del país.
Pero por estar en la zona B, pierde $700.000 diarios, los cuales en un año sumarían $255 millones.
Sus directivos consideran que es una injusticia absurda, máxime cuando las grandes explotaciones de Antioquia y la Sabana de Bogotá se trabajan con raza holstein, productora de gran cantidad de leche pero no de calidad como la de pardo suizo, jersey y cruces de alta genética que se están manejando en Santander.
http://www.vanguardia.com/
