El secretario de Agricultura departamental anunció que la Gobernación de Bolívar construirá 4 centros de acopio para leche. Dos estarán en el norte de Bolívar (en Arjona y San Juan Nepomuceno) y dos en el sur (Simití y San Pablo). El propósito es ayudar a los pequeños ganaderos a preservar la calidad de su producto. Estos centros de acopio para leche vacuna son una necesidad insatisfecha por décadas y es una gran iniciativa de la Gobernación implementarlos.
Lo usual en el agro bolivarense es que en las veredas y pueblos alejados de las vías primarias y secundarias, donde están la mayoría numérica de los ganaderos, ordeñen sus ganados en la madrugada, aunque la hora depende de la distancia a la que está el mercado de la leche. No son pocas las fincas donde comienzan a ordeñar a la una de la mañana para luego cargar las cantinas en mulos que la sacarán a donde la puedan recoger los compradores antes del amanecer, bien sean las grandes procesadoras o los queseros.
Lo más común es que buena parte de la producción lechera de pequeños y medianos ganaderos la compren los fabricantes artesanales de queso blanco, que en las áreas rurales no solo tienen la función de transformar la leche para luego llevar ellos el queso a los mayoristas en las ciudades, sino que fungen de banqueros informales para sus proveedores de leche. Un quesero que se respete siempre está presto a “avanzarle” una parte de la quincena a sus proveedores, que usualmente están por fuera de la banca y siempre cortos de efectivo.
Los pequeños y medianos lecheros están sujetos a un sistema de producción y mercadeo perverso: cuando es verano y el precio de la leche sube, la producción de sus vacas baja hasta casi secarse. Y cuando llueve ocurre lo contrario: el pasto verde sube la cantidad de leche de las vacas pero baja su precio, y el productor nunca parece poder ganar ni siquiera lo justo.
Y lo anterior sin contar con que en verano muchas procesadoras reconvierten sus reservas de leche en polvo para hacerle frente a la escasez, bajando así el precio al ganadero en el peor momento, mientras que a este se le acumulan las deudas por drogas veterinarias y por los insumos más elementales como alambre de púas y grapas para sus cercas. Por perderse en ella más de lo que se gana, esta actividad ya no merece llamarse ganadería, pero hay mucha gente que sigue “condenada” a ejercerla por no tener alternativas.
Los cuatro centros de acopio de leche de Bolívar permitirán que los pequeños y medianos ganaderos se unan en cooperativas para venderle una mejor leche a terceros, ante quienes podrán ejercer más presión al ofrecer un volumen más atractivo en un solo lugar y bien conservado, y por supuesto, se beneficiará la gente que la consume por su mejor calidad.
Los centros de acopio son indispensables, pero no harán milagros de por sí solos. Su éxito depende de permitir a los ganaderos obtener un precio mejor por su leche y mejorar así su calidad de vida.
Falta ver qué planes tiene la Gobernación de ahí en adelante, pero de todos modos dio un paso en la dirección correcta.
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