Falta de lluvias ha llevado a muchos ganaderos a vender animales, aun por debajo de su precio, o incluso regalarlos. Las pérdidas económicas ya rondarían un 30% y se quejan de que tampoco pueden ocupar el agua de los ríos.
“La sequía es feroz. Entre noviembre y marzo de este año han caído 52 milímetros; el año pasado, había más de 150, y en 2013 sobre los 200 mm… entonces, cada vez cae menos agua y la falta de lluvias se prolonga por más tiempo. Ahora ya nos vamos acercando al invierno y ahí no va a haber qué darle de comer a las vacas”.
Es el descarnado análisis que hace José Antonio Alcázar, gerente de la Sociedad Agrícola de Osorno (Sago), para quien lo peor está por venir: “considerando todo el forraje existente, habría alimento para los animales solo para dos meses”.
José Luis Delgado, director ejecutivo de la Asociación de Productores de Leche (Aproval Leche) de Los Ríos, comenta que si llueve esta semana y las próximas, a lo sumo se podrían sumar unos 15 días más de alimento.
No es un dato al azar. Para determinar la realidad del impacto de la sequía en la Región de Los Ríos, Aproval Leche Los Ríos, la Sociedad Agrícola de Valdivia (Saval) y la Secretaría Ministerial de Agricultura hicieron una encuesta que alcanzó a cerca del 10% —unos 20 mil animales— de la masa de ganado lechero de la región, que asciende a 220 mil entre vacas, vaquillas y terneras. El objetivo: obtener información concreta de la que se estima es una de las peores sequías que afecta al sur del país.
La falta de lluvias ha significado que en las regiones de Los Ríos y Los Lagos, donde se concentra la producción ganadera, no se haya contado con praderas para el verano y, para salvar a los animales, los productores hayan recurrido a los forrajes que tenían guardados para el invierno, quedándose así sin alimento.
Incluso los cultivos que tenían destinados a producción complementaria, como el maíz forrajero, ante la falta de agua rendiría un 30% menos, por problemas de calidad y volumen.
El drama se agudiza porque agua en los ríos hay, pero está fuera del alcance de los ganaderos. “No la pueden usar porque los ríos y sus afluentes están casi todos entregados a grandes empresas, y los productores, en la mayor parte de los casos, aunque el río pase por la orilla del campo, no la pueden tocar”, comenta Juan Horacio Carrasco, presidente de Fedeleche, quien recuerda que cuando le plantearon esta situación al ministro de Agricultura, les dijo que formaría una comisión para estudiar el tema.
Despoblamiento animal
La situación es tan crítica que en algunas zonas, para poder mantener el pasto y dar de beber a los animales, algunos productores están recurriendo a prácticas como buscar agua en los lagos o embalsar esteros.
El impacto del daño recién se está empezando a notar. La escasez de pasto implica una caída en la producción de leche —que en algunos casos ya llega al 30% de acuerdo a encuestas realizadas por Sago— así como en su calidad. En el caso de los animales de carne, hay pérdida de peso.
Solo en términos de leche, la producción del último trimestre a nivel país ha bajado alrededor de 10%, según Fedeleche. “Significa unos 44 millones de litros menos de recepción en planta, equivalentes a US$ 16 millones. En febrero cayó un 10% y en marzo, un 20%, solo producto de la sequía. Estimamos que en el año la producción va a caer un 8%”, acota Carrasco.
Las vacas, al tener menos alimento, pierden condición corporal, lo que puede significar problemas para alimentar a los terneros o que no puedan quedar preñadas. “No hay ningún productor, ninguno, que no esté perdiendo producción”, asegura Alcázar.
Ante la falta de alimento, los ganaderos están deshaciéndose del ganado, mandándolo a remate o a frigoríficos. Ello ha significado un aumento del número de animales en las ferias y una caída del 30% en los precios.
“Algunos prefieren incluso regalarlos, con tal de poder destinar la poca agua a salvar sus cultivos de hortalizas”, comenta Carlos González, vicepresidente de Fedecarne, refiriéndose a lo que ocurre en la zona de Ñuble.
Caída de ingresos
El intento de mantener su producción ha llevado a los ganaderos a comprar forraje, el que está comenzando a escasear y, en consecuencia, a subir de precio.
“La mitad de los encuestados han visto aumentar sus egresos en mas o menos un 20%. Esto ya es grave, pero no está reflejando lo que podría empezar a ocurrir, pues todavía muchos han recurrido a lo que tenían guardado”, explica Delgado.
Los más impactados son los productores medianos —que poseen entre 100 y 500 vacas—, ya que están fuera de los circuitos de apoyo estatal.
Fruto de la reunión con el ministro de Agricultura, Carlos Furche, Carrasco plantea que para estos últimos se logró ampliar los instrumentos de apoyo en fertilización y cultivos suplementarios. “También la reprogramación de créditos para los clientes del BancoEstado y a los que tienen créditos con aval Corfo en cualquier entidad financiera se les extendieron las garantías sin aplicar interés”.
Patricia Vildósola Errázuriz
El Mercurio
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